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Reportaje

'La Isa' y el 'Pan de Jesús'

A primera hora de la mañana, antes de que la procesión pueda iniciar su recorrido, la atención se centra en una puerta cerrada y en un acto que, a medio camino entre lo ritual y lo jocoso, marca el arranque simbólico de la jornada: es el momento de 'La Isa'.
Entre golpes de pies en la puerta y pan con orujo para todos, Sahagún revive una de las tradiciones más singulares de la Semana Santa leonesa

Cuando amanece el Viernes Santo en Sahagún, la historia se pone en pie. La villa leonesa, enclavada en la comarca oriental de Tierra de Campos, se transforma en escenario de una de las tradiciones más singulares y vivas de la Semana Santa española. 

A primera hora de la mañana, antes de que la procesión pueda iniciar su recorrido, la atención se centra en una puerta cerrada y en un acto que, a medio camino entre lo ritual y lo jocoso, marca el arranque simbólico de la jornada: es el momento de 'La Isa'.

Una puerta, unos pies y una tradición viva

No hay tambores ni cornetas, sino pasos apresurados y cierta expectación. Frente a la iglesia de San Lorenzo —capilla de Jesús y sede del Museo de Semana Santa—, un grupo de mozos coge en volandas a algún forastero desprevenido. Lo levantan por los aires y, como dicta la costumbre, golpean la puerta con sus pies, reclamando la salida de los pasos que aguardan al otro lado. Esta peculiar llamada no es caprichosa: es tradición, es parte del alma popular de Sahagún.

El intento no da frutos al primer golpe. Ni al segundo. Finalmente, será el abad de la cofradía quien, con el llamador, dé tres golpes solemnes, simbolizando las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Entonces, y solo entonces, se abren las puertas y la procesión comienza su curso.

Los pasos y sus portadores

Los pasos que desfilan por Sahagún son obras que condensan siglos de devoción: Jesús con la Cruz a Cuestas, Jesús en el Gólgota (Majito Barreno), Las Tres Marías, El Caballo de Longinos y El Descendimiento. Aunque antiguamente cada paso era portado por un gremio específico —carpinteros, pastores, hortelanos, pescadores…—, hoy son los cofrades quienes asumen esa labor, a excepción de uno: Las Tres Marías, que siguen siendo portadas por los quintos, los jóvenes de la comarca que cumplen mayoría de edad ese año. Ellos lo hacen con orgullo, ataviados no con el traje tradicional, sino con sudaderas iguales, marcando un relevo generacional con identidad propia.

Pan, orujo y comunidad

Al final del recorrido llega el momento más cálido y fraterno: el 'Pan de Jesús'. En plena calle, se reparten pan y orujo (o vino) entre todos los asistentes. Es un gesto sencillo, pero cargado de simbolismo: el alimento compartido como metáfora de comunidad, de fe y de pertenencia.

Patrimonio y devoción

La Capilla de Jesús, además de ser escenario de estas costumbres, alberga el Museo de la Semana Santa de Sahagún, un espacio que guarda algunas de las imágenes y elementos procesionales más valiosos de la villa. Solo abre en verano o con visitas concertadas a través de la Oficina de Turismo, pero su importancia es palpable en cada detalle del Viernes Santo.

Sahagún, con 'La Isa' y el 'Pan de Jesús', ofrece un Viernes Santo que no solo se ve, sino que se siente. Una liturgia que se mezcla con lo popular, lo emotivo con lo ancestral. En esta villa leonesa, la Semana Santa no se representa: se vive.