BBVA e Ivie alertan de que Castilla y León sufre un problema de "baja productividad del capital"
Un estudio de BBVA e Ivie pone de relieve un problema de “baja productividad del capital” en Castilla y León. El documento sitúa a la Comunidad como la segunda autonomía de España, sólo por detrás de La Rioja, en la que más se elevó la intensidad del uso de las dotaciones de capital real por unidad de producto entre 1995 y 2024.
En concreto, en la Comunidad se utilizaban en 1995, 3,21 euros de dotaciones de capital por euro de producto, el cuarto mayor registro autonómico, que pasaron a 4,05 euros en 2024, solo por detrás de los 4,3 de La Rioja. Una cifra que refleja, según el análisis, “un retroceso en el aprovechamiento de la capacidad productiva de las inversiones acumuladas” en la Comunidad.
El informe ‘El stock de capital en España y sus comunidades autónomas 1995-2024’, recogido por Ical, sitúa a la Comunidad, muy alejada de España, donde las dotaciones de capital real por unidad de producto se situaron en 2024, en 3,42 euros, algo más de los 3,01 de 1995.
El estudio destaca también el incremento en las dotaciones de capital neto por ocupado durante el periodo de estudio en comunidades como Castilla y León, debido a su “menor dinamismo demográfico”. En este sentido, en 1995, la Comunidad presentaba unas dotaciones de capital real por ocupado de 159.390 euros, por debajo de la media nacional de166.007, y la quinta autonomía con una menor cifra; mientras que en 2024, había crecido hasta los 250.350, el tercer mayor registro, muy por encima de los 214.569 de España.
La situación se repite si se analizan las dotaciones de capital neto por habitante, y si en 1995, ascendían en la Comunidad a 56.585 euros, frente a los 57.921 de España; en 2024 habían avanzado hasta los 107.207, por encima de los 96.670 de la media nacional.
Cada vez menor peso en España
La publicación también analiza el peso de cada comunidad, en las inversiones nominales acometidas en España en tres periodos, durante el boom inmobiliario entre 1995 y 2008; en la crisis de 2009 a 2013, y en la recuperación de 2014 a 2024. “La caída de la inversión tras el boom inmobiliario es más severa en algunas comunidades y por eso pierden peso durante la gran recesión”, indica el documento que incluye entre las más afectadas a Castilla y León.
En concreto, si durante la expansión del ladrillo, la Comunidad asumió el 6,12 por ciento de la inversión nominal acometida en España, entre 2009 y 2013 ese porcentaje bajó hasta el 5,59 por ciento, para reducirse de nuevo entre 2014 y 2024, al 4,81 por ciento.
Así el esfuerzo inversor sobre PIB se situó en el 29,2 por ciento entre 1995 y 2008, y en el 22,5 por ciento entre 2009 y 2013, en ambos periodo muy por encima de la media nacional del 26 y el 20,3 por ciento; mientras que entre 2014 y 2024, fue del 19,3 por ciento, una décima por debajo del dato para España.
En cuanto a la composición de las inversiones en la Comunidad, las inmobiliarias representaban durante el boom del ladrillo el 65,5 del total, un porcentaje que apenas descendió al 65,3 por ciento entre 2009 y 2013, mientras que se contrajo hasta el 51 por ciento entre 2014 y 2024. En España esos porcentajes se situaron en el 64,8, 57,6 y 50,8 por ciento, respectivamente.
Fuerte peso industrial
Cabe destacar asimismo la composición de la inversión por sectores de actividad, que refleja un importante crecimiento del peso de la industria frente a una merma de la construcción durante los tres periodos.
En concreto, la inversión industrial paso de representar el 16,79 por ciento del total entre 1995 y 2008, al 30,16 por ciento entre 2014 y 2024, mientras que la de construcción pasó del 10,26 al 2,24 por ciento. Por su parte, los servicios privados acumulaban entre 1995 y 2008 el 54,36 por ciento de la inversión en la Comunidad, y entre 2014 y 2024 asumieron el 50,32 por ciento; mientras que los servicios públicos pasaron del 16,38 por ciento, al 12,49 por ciento.
Por lo que respecta al sector primario, el peso de sus inversiones creció del 2,21 por ciento que representaban entre 1995 y 2008, al 4,8 por ciento entre 20014 y 2024.
Activos en 2024
Por último, el informe también analiza la composición del capital neto por activos en la Comunidad en 2024, con un peso del 89,40 de los inmobiliarios, frente al 87,96 por ciento en España. En este sentido, se desagregan en el 48,01 por ciento de peso de las viviendas, y el 41,39 por ciento de otras construcciones, con porcentajes nacionales del 54,06 y 33,90 por ciento, respectivamente.
Por lo que se refiere a los activos no inmobiliarios, su peso en la composición del capital neto de la Comunidad, es del 10,60 por ciento, por debajo del 12,04 por ciento nacional. Bajando al detalle, la maquinaria, equipo de transporte y otros activos materiales no TIC asumen el 7,86 por ciento del peso de los activos no inmobiliarios; y los activos TIC, I+D y otros inmateriales, el 2,74 por ciento, frente a porcentajes para la media del conjunto de las autonomías del 7,90 y 4,14 por ciento, en cada caso.