"En León hay muy buenos jugadores de pádel, pero hay poco nivel de competitividad"
Paula es estudiante del último año de Educación Social. Ha centrado sus estudios en el ámbito de la violencia de género, un tema que le ha interesado desde siempre y que espera abordar a lo largo de su carrera profesional. Su deseo es poder trabajar con diversos colectivos y contribuir a una sociedad más inclusiva y respetuosa.
Desde pequeña, Paula estuvo vinculada al deporte. Aunque comenzó jugando al fútbol, a los 12 años descubrió el pádel y decidió orientar su futuro hacia este deporte. Empezó a entrenar en Casaleon SDR y, más tarde, su entrenador en Tenis 5 Pádel Indoor, la animó a competir.
Tras un breve parón, regresó al pádel con más fuerza. Hoy forma parte del equipo Lino Casquero, uno de los mejores equipos de León que, actualmente, compite en las Series Nacionales de Pádel en la máxima categoría, Grand Slam.
El nivel en León
A pesar de que el nivel en León está creciendo, Paula reconoce que aún falta ritmo competitivo. "En León hay muy buenos jugadores, pero hay poco nivel de competitividad", reflexiona. "Hemos avanzado, pero necesitamos más competiciones para seguir mejorando", añade. "Hemos reducido la brecha con ciudades como Valladolid, pero aún queda trabajo por hacer”, señala Paula.
"Hemos reducido la brecha con ciudades como Valladolid, pero aún queda trabajo por hacer”
Lo que más resalta de este deporte es el impacto en su vida personal. "El pádel va más allá de ser un deporte físico. Te enseña a gestionar las emociones, a fortalecer la mente y a valorar el compañerismo. No se puede ganar solo; siempre dependes de tu compañero y del equipo", señala Paula. De hecho, es esa conexión con los demás lo que le ha proporcionado una tranquilidad, que cataloga como "necesaria" en este deporte, especialmente en momentos de estrés o dificultad. "El pádel es como un refugio para mí. Es un espacio para desconectar, despejar la mente, y la gente que me rodea en este entorno me transmite calma", añade.
En los últimos dos años, Paula ha optado por intensificar su entrenamiento. Siguiendo las recomendaciones de su entrenador, se ha enfocado en mejorar tanto su condición física como su fortaleza mental en la pista. "Estoy en un momento en el que me siento muy satisfecha con el nivel que tengo ahora, tanto en lo deportivo como en lo mental. He superado los malos hábitos y todo el proceso me ha llevado hasta aquí", afirma.
"Estoy en un momento en el que me siento muy satisfecha con el nivel que tengo ahora, tanto en lo deportivo como en lo mental"
"Quizá no llegue a lo más alto, pero sí que puedo destacar dentro de mi entorno", reflexiona. Sin embargo, uno de los mayores retos del pádel, y de cualquier deporte de alto nivel en general, es el aspecto económico. "Es un deporte muy costoso. Las pistas, el equipo, los torneos... todo requiere una inversión considerable", admite.
Los altibajos del deporte
Aunque el pádel le brinda muchas satisfacciones, también le provoca altibajos emocionales. "Es una montaña rusa. Te hace sentir en la cima cuando ganas, pero también te hunde cuando las cosas no salen como esperabas", confiesa.
León, con sus buenos jugadores y su creciente nivel competitivo, es el punto de partida de Paula. Para ella, esta ciudad es un espacio que le permite desarrollarse y crecer, tanto dentro de la pista como fuera de ella. La joven leonesa se muestra optimista con su futuro, no solo en el deporte, sino también en su vocación como educadora social. En ambos ámbitos, su objetivo es claro: fomentar una sociedad mejor, más inclusiva y más respetuosa. Y mientras tanto, el pádel sigue siendo su refugio y su vía de escape.