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365 leoneses | Víctor Barreales, médico

"Tenía claro que quería volver a León, no veía mi vida a largo plazo fuera de aquí"

Víctor Barreales es médico especializado en Medicina Interna en León, combina su trabajo en centros de la capital y el Hospital del Bierzo.
Criado entre Villamuñío y Gordaliza, la necesidad de formación constante y evolución de Víctor como médico le ha llevado por hospitales a nivel nacional como Salamanca, Barcelona, Madrid o, incluso, Canarias | Pero siempre ha tenido una cosa clara, su regreso a León ha sido su principal objetivo durante su larga carrera, meta que consiguió finalmente en 2023

De padre agricultor y madre ama de casa, nace Víctor Barreales, el mayor de dos hermanos del pequeño municipio leonés de Villamuñío, aunque se crio entre este y su otro pueblo, Gordaliza, de donde es originaria su madre, “muchos fines de semana me iba para allá a casa de mis abuelos”, relata.

Sus primeros años los pasó disfrutando de la vida rural, con su bici y sus amigos, con gran libertad. Estudiaba en el colegio de Villamuñío, que tenía una estructura similar a la de un CRA, es decir, que niños de tres años se juntaban en clase con los de ocho y los de nueve años con los de 11, todos con la misma profesora. Pero lejos de ser un freno para la educación de Víctor, esto solo supuso el comienzo de una larga, y sobresaliente, vida de estudio.

Interno en Agustinos, un 'campamento constante'

“Con 12 años, mis padres me mandaron a estudiar a León”, dado que en su pueblo solo ofrecían educación básica hasta finalizar primaria. Sus padres, por motivos laborales, no tenían la posibilidad de llevarle todos los días hasta la capital, ya que por aquel entonces, además de ser agricultor, su padre era también ganadero, “tenía vacas”. La solución estaba clara, “me llevaron a los Agustinos interno”, afirma Víctor, donde estudió hasta finalizar segundo de bachiller.

Pero lejos de ver esta época como un castigo, por el simbolismo que muchos dan a un internado, Víctor recuerda esos años como “una época bastante divertida. De lunes a viernes en el colegio, en el internado, y luego los fines de semana me volvía al pueblo”. Y es que, para él, aquella vida era “como estar en un campamento permanentemente, dormíamos en unos barracones con 50 camas en cada uno”, detalla, “aunque estudiando. Al final estabas con muchos chavales de tu edad, con mucha gente”.

Pero a pesar de la diversión, estar interno en Agustinos era algo muy estricto, “teníamos tres horas de estudio todos los días, además de las seis horas de clase. Y te obligaban a apuntarte a algún deporte. Pero bueno, al final estabas con gente de tu edad, con tus amigos viviendo de lunes a viernes”, afirma. Una disciplina que le dio la base para las largas jornadas de estudio que vendrían más adelante. “Recuerdo con mucho cariño esa época”, manifiesta Víctor.

Durante la ESO, ya empezó a mostrar gran interés por la biología, la química y anatomía, lo que le llevó a plantearse la posibilidad de estudiar medicina. Pero tenía claro que necesitaba buena nota, para poder acceder a una universidad pública, por lo que, aunque Víctor siempre había sido un buen estudiante, “en bachiller sí que tuve que meter una marcha más para sacar buena nota y tener una buena media para entrar en medicina”, asegura.

Medicina en Valladolid

La perseverancia y el trabajo duro tienen sus frutos y Víctor consiguió entrar, con una gran nota, en la Facultad de Medicina de Valladolid.

Los dos primeros años en la nueva ciudad vivió en un colegio mayor, una experiencia bastante similar al internado, “pero sin las normas que teníamos en el colegio, era bastante más libertad”.  Víctor detalla que después de las clases, la vida colegial era un poco más libre para hacer lo que quería. Pero a pesar de esta libertad, en tercero de medicina decide mudarse con tres amigos a vivir a un piso, en el que pasó los siguientes cuatro años.

“La carrera bien”, asegura Víctor despreocupado, “había que estudiar bastante, era dura, pero bueno, sí es verdad que ‘me ponía las pilas’ el mes de exámenes y el resto del año, sí que hacía ‘cosillas’, pero no estudiaba tampoco exagerado”. Tal como detalla, su prioridad durante estos años siempre fue poder disfrutar del verano, tenerlo libre, ya que siempre volvía durante esos meses a pasar una temporada entre Villamuñío y Gordaliza, motivo que le impulsaba aún más a esforzarse para aprobar y evitar así las recuperaciones de julio y septiembre, “para poder tener el verano lo más libre posible y estar en mi pueblo con los amigos, que íbamos unos cuantos para allá, porque, a pesar de que en invierno haya apenas unos 200 ó 300 habitantes, en verano se llenan de chavales de León e, incluso, otras ciudades de España”.

Especialidad en Medicina Interna en Salamanca

Tras una carrera impoluta, a curso por año, después de seis años en Valladolid, en 2017, se apuntó en una academia en la misma ciudad para estudiar el MIR. Y solo un año después, en 2018, “cogí plaza de MIR de residente en Salamanca de Medicina Interna”.

Víctor tenía los motivos para escoger esta especialidad muy claros, “cogí Medicina Interna porque me gustaba la clínica, me gustaba ver a los pacientes y no quería especializarme en una parte concreta, solo una, quería tener un conocimiento de todo lo que era la medicina”, explica.

De sus cinco años en Salamanca, los que duró su especialidad en el hospital de la ciudad, tiene un gran recuerdo. Y es que, además de su trabajo, Víctor detalla que “Salamanca tiene mucho ambiente, es una ciudad preciosa. Tengo muy buen recuerdo y, de hecho, después de León siempre considero Salamanca como mi segunda casa”.

Durante los cinco años de residencia en el Hospital de Salamanca, “en los que estás en formación, pero ya estás trabajando, primero un poco más supervisado, pero luego adquiriendo competencias y ganando más autonomía”, Víctor cuenta que también tuvo la oportunidad de pasar por otros hospitales de España completando su formación.

Formaciones complementarias por hospitales españoles

“Estuve trabajando en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona dos meses, formándome en enfermedades autoinmunes; dos meses en el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria, en enfermedades infecciosas; estuve un mes en el Hospital Infanta Leonor en Madrid, formándome en ecografía clínica; y también un mes en el Hospital de Arriondas en Asturias, en un hospital más pequeñito, para ver cómo se trabajaba en un hospital comarcal”, detalla.

Pero lejos de conformarse con todo lo logrado hasta el momento, Víctor completa sus estudios con un Máster en Enfermedades Autoinmunes Sistémicas y un segundo Máster en Ecografía Clínica. "A parte de haber hecho la carrera y haber hecho la especialidad, hay que seguir formándose para estar lo más actualizado posible y ser lo mejor posible en el trabajo", concluye demostrando su inquietud y buen hacer en su trabajo.

"Quería volver a León a vivir"

Tras sus cinco años de MIR en Salamanca, Víctor regresa finalmente a León, “es verdad que había estado en Valladolid, había estado en Salamanca, pero siempre tuve claro que quería volver a León a vivir”. En aquel momento, aprovechando que también su pareja estaba viviendo en la capital leonesa, cuando concluyó la residencia y tuvo la posibilidad de conseguir un contrato en el Hospital de León, Víctor volvió, era el año 2023.

De su paso por Salamanca, recuerda, no solo que estuvo súper a gusto en la ciudad y en el trabajo, sino también que dejó mucha gente allí a la que tiene mucho cariño, “pero tenía claro que quería volver a León, no veía mi vida a largo plazo fuera de aquí”.

En la actualidad, Víctor tiene un contrato mixto, trabajando nueve meses al año en el Hospital de León y tres meses en el Hospital del Bierzo, “como en Ponferrada hace falta gente y no hay suficientes médicos, una manera de conseguir cubrir las plazas, es a través de la oferta de contratos, por parte de SACYL, en los que se trabaja la mayor parte del año en un hospital más grande, en este caso, el de León, y unos meses en uno más pequeño, el Hospital del Bierzo”, explica al Heraldo de León.

De este modo, Víctor fluctúa a lo largo del año entre el Hospital Virgen Blanca, en el que trabaja en la Unidad de Ecografía Clínica dentro del servicio de Medicina Interna, y el Monte San Isidro, ambos en León, pero también en el Hospital del Bierzo a temporadas.

La medicina es su pasión convertida en su trabajo, pero si algo está claro es que, a pesar de que su carrera le haya podido llevar por multitud de lugares, lo mejor que le ha aportado es la posibilidad de poder seguir desarrollando su carrera en su querido León.