La Ponferradina elige el peor día para fallar
Pocos equipos resultan tan solventes, intensos y duros como el Barakaldo, cuya consistencia está fuera de toda duda. Lo mismo da que tenga a un delantero de referencia que llegue con su 'relevo'. Da igual, es un conjunto 'rancio' por su fútbol, pero de una capacidad deportiva que impresiona.
En El Toralín, en el peor momento para una Ponferradina empeñada en dar caza a la Cultural, un gol del visitante Pablo Santiago fue suficiente para sentenciar el partido.
Fue el gol, y todo lo demás parecía sobrar porque a partir de ese tanto los locales se desesperaron en busca del área rival y el Barakaldo simplemente hizo lo que sabe hacer: contener al rival de una forma muy ordenada y muy puñetera, si se quiere decir así.
Así fue el gol del Barakaldo
Ilusionante inicio blanquiazul
Sin embargo, lo cierto es que la Ponferradina salió con todo y con mucha intensidad. En los primeros diez minutos sumó hasta cuatro oportunidades para marcar. Mula desde la frontal, Yeray más tarde, Borja Valle haciendo diana en el palo y Bustos más tarde.
La grada, por entonces, se sentía realmente feliz, convencida de que el partido no podía ir en otra dirección que no fuera la victoria local.
El gol
Tardó el Barakaldo en asomar la cabeza. Lo hizo Huidobro en primer término. Fue una advertencia. A continuación una salida del Barakaldo por la banda derecha acabó con un balón muerto en el área berciana. Pablo Santiago se encontró el balón como si le callera en pleno paseo, un regalo que no desaprovechó.
Tras el descanso el Barakaldo hizo lo que mejor sabe hacer. Montó una serie de trincheras en todo el campo y contuvo a la Ponferradina metro a metro. Tanto, que un disparo de Yeray en el primer tramo fue el único disparo local sobre la portería rival.
Misión imposible
Todo jugó a favor entonces del cuadro visitante y de nada sirvieron las contramedidas de Javi Rey, que buscó soluciones dando entrada primero a Doué y Pau Ferrer y más tarde a Cortés, Ernesto y Borja Fernández.
Nada, no era el día y todo estaba decidido. 0-1, y no hubo forma de romper ese marcador.