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Palacio de Torío: alma colectiva

Imagen de los fieles en la iglesia con su artesanado.
La parroquia de San Andrés Apóstol reabre rehabilitada gracias al esfuerzo popular, justo a tiempo para las fiestas patronales y con la Virgen de la Encarnación como invitada de honor

La parroquia de San Andrés Apóstol, en las pedanías leonesas de Palacio y Abadengo de Torío, luce este abril como nunca en décadas. Tras años en condiciones deficientes, el templo del siglo XVIII ha sido completamente rehabilitado gracias a una admirable movilización vecinal que ha unido manos, recursos e ilusiones con un mismo objetivo: devolverle su dignidad y utilidad como lugar de encuentro, fe y comunidad.

Este fin de semana, coincidiendo con las fiestas del pueblo, la Virgen de la Encarnación, patrona de la localidad, ha sido bajada desde su ermita y permanecerá durante una semana en el renovado templo, como símbolo de celebración y orgullo colectivo.

Un proyecto nacido del pueblo

El impulso para la recuperación de la iglesia nació directamente de los vecinos y vecinas de Palacio y Abadengo. Las juntas vecinales financiaron la compra de la madera necesaria para la nueva cubierta, que se construyó como ejercicio práctico durante el curso de verano de 2023 en el Taller de Carpintería del Centro de los Oficios del Ayuntamiento de León.

Este taller, coordinado por los maestros Ricardo Cambas y Agustín Castellanos —ganadores del prestigioso premio Richard H. Driehaus en 2022—, reunió a 24 alumnos de toda España en dos convocatorias formativas centradas en técnicas tradicionales de carpintería.

La cubierta de madera, hecha en pino y abeto alistonado, es una joya artesanal: una estructura a dos aguas con decoración geométrica inspirada en lacerías medievales. Fue montada por la empresa local Zabek Estructuras, dirigida por Frank, un polaco afincado en Palacio de Torío, con la colaboración activa de numerosos vecinos.

Imagen del acto procesional durante este fin de semana.

Una comunidad movilizada

Para sufragar los trabajos, se creó la Asociación San Martino, que ha promovido sorteos, concursos, calendarios solidarios y numerosas actividades, contando además con donaciones individuales que han hecho posible cada avance.

El Obispado de León, al conocer la iniciativa, financió la instalación de la cubierta en la nave central. La restauración del resto de tejados, el revoque de paredes, la instalación eléctrica y la pintura de la cúpula del altar fueron posibles gracias a los trabajos voluntarios de los habitantes y a una subvención otorgada por la Fundación CEPA González Díez.

La inversión total supera los 100.000 euros, pero el valor simbólico es incalculable. “Esto no se entiende sin la fuerza de todo un pueblo detrás”, afirman los impulsores del proyecto, entre los que destacan Carmen, Frank y Óscar, verdaderos motores del proceso, aunque todos insisten: el mérito es compartido.

Imagen de los procesos de restauración del artesonado.

Un ejemplo de recuperación patrimonial

La iglesia de Palacio de Torío es ahora mucho más que un lugar de culto: se ha convertido en ejemplo de cómo la colaboración entre instituciones, técnicos y ciudadanía puede hacer posible lo que parecía imposible. Su rehabilitación demuestra que recuperar patrimonio con técnicas tradicionales es viable, sostenible y capaz de generar cohesión social.

Y mientras la Virgen de la Encarnación sonríe desde su nuevo altar provisional, el pueblo entero celebra no solo sus fiestas, sino una historia de unión y esfuerzo que quedará para siempre en la memoria de sus muros.