"Desde pequeño tuve claro que quería hacer la comunión con la túnica de mi hermandad, como mi padre"
Mario Rodríguez es un joven cofrade de Santa Marta y la Sagrada Cena, una de las hermandades más antiguas de León, fundada en 1945. Para él, la Semana Santa es un legado familiar que ha vivido desde su más temprana infancia. "Mi abuelo fue fundador de la cofradía, y mi padre es el seise de la 'Unción en Betania', así que este sentimiento me viene de herencia", cuenta Mario. La Semana Santa es una época que espera con ansias cada año, no solo por las procesiones, sino por la oportunidad de compartir y revivir este legado con los amigos, los compañeros de hermandad y su familia.
Primeros pasos
Su primera procesión la vivió con tan solo dos años, cuando su madre lo llevaba de la mano delante de la 'Unción'. "A los 15 años, mi padre, ya como seise, me metió por fin debajo del paso, y aunque fue un momento de mucha ilusión, lo recuerdo con tristeza porque ese día llovió y la procesión se suspendió", rememora. No obstante, esa fue solo la primera de muchas experiencias debajo de la imagen, algo que siempre había deseado desde pequeño.
Para él, uno de los días más especiales de esta semana es el miércoles, cuando, dependiendo del año, se van a buscar los tronos para llevarlos a la Plaza de Regla. "Es cuando empiezas a limpiar, montar las figuras, las flores, y preparar todo para el jueves a las 20:00 horas, cuando tiene lugar la bendición de los panes", explica. Este instante marca el inicio de la Semana Santa para Mario, y aunque el día grande sea el jueves, con la procesión de la Cena, cada acto tiene un significado especial.
Tradiciones familiares
A lo largo de los años, Mario ha vivido muchas anécdotas. Una de las más curiosas es la de su Primera Comunión, que hizo con la túnica de la hermandad. "Siempre tuve claro que quería hacerlo así, porque mi padre también lo hizo. Para mí es un sentimiento muy grande, y siempre supe que quería seguir esa tradición", afirma.
A pesar de los momentos de alegría, también hay dificultades. "Soy el típico papón que si no salgo en la procesión lo paso muy mal. Sé cuántas horas se invierten, el esfuerzo que pone todo el mundo en la preparación, y además, lo veo en casa con mi padre. Es algo que siempre hemos vivido con mucha intensidad", dice. Por ello, su deseo más profundo es que todas las cofradías puedan salir y que todos disfruten de esta tradición tan única. "Cada procesión tiene su encanto, y es una experiencia que, aunque algunas veces se nos escape, es la que más nos une a nuestra ciudad", reflexiona.
Una Semana Santa diferente
Este año, su Semana Santa será bastante diferente al resto, ya que el año pasado sufrió una pérdida familiar importante para él: la de su abuela. Ella era quien se encargaba de montarle la túnica y ayudarle con los preparativos previos a la procesión. "Este año lo echaré mucho de menos", comenta.
Mario también invita a aquellos que no se han decidido aún a unirse a una cofradía a que lo hagan. "Es algo que te va a dar más de lo que imaginas. La hermandad es una familia, un grupo de gente muy agradable con la que compartes muchas emociones, y es un sentimiento que va más allá de la procesión. El compromiso y la amistad te acompañan todo el año", concluye.
Así, la Semana Santa se convierte en un legado de familia y tradición para Mario Rodríguez, un papón comprometido con la hermandad de Santa Marta y la Sagrada Cena.