Siete comarcas de León, Zamora y Salamanca suponen el mayor desierto demográfico Europa

Siete de las diez comarcas más despobladas de España pertenecen a la 'Raya leonesa'. En ese descomunal agujero negro poblacional se incluyen La Cabrera, Sanabria, Aliste, Sayago, Vitigudino, Ledesma y Fuente de San Estaban.
La renta familiar en esas zonas apenas llega a los 24.900 euros, una cifra de mínimos si se compara con los 55.100 de Madrid y su densidad de población alcanza los cinco habitantes por kilómetro cuadrado.
Las infraestructuras
La concentración de esta despoblación en el oeste de Castilla y León no es casual. La Raya Leonesa, que abarca partes de las provincias de León, Zamora y Salamanca, representa un espacio históricamente marginado en términos de desarrollo económico e infraestructuras.
Su localización fronteriza con Portugal, lejos de haber supuesto una ventaja estratégica, ha contribuido al aislamiento y a la falta de oportunidades, consolidando un éxodo progresivo y silencioso.

El sociólogo Alberto Zamorano, autor del informe que ha puesto cifras a esta realidad, señala que los datos son consecuencia de décadas de abandono institucional. “No se trata de un fenómeno nuevo, sino del resultado de políticas ausentes y promesas incumplidas”, afirma.
En su investigación, Zamorano defiende que el análisis comarcal permite comprender mejor los focos críticos, ya que el enfoque provincial u autonómico disimula el drama de territorios concretos que pierden población sin freno.
Declive demográfico
A pesar de su declive demográfico, estas comarcas poseen un enorme valor natural, cultural y paisajístico. Desde los cañones del Duero en los Arribes hasta las sierras de La Cabrera y la Culebra, el potencial turístico y ecológico es inmenso. Sin embargo, ese capital permanece desaprovechado. “Lo que podría ser una reserva de vida y sostenibilidad corre el riesgo de convertirse en el mayor cementerio demográfico de Europa”, advierte el sociólogo en El Confidencial.

El dato que resume la magnitud del problema es el contraste entre la extensión territorial y su escasa población: más de 11.500 kilómetros cuadrados —más que provincias como Valencia o Barcelona— albergan solo a poco más de 58.000 personas. Además, la pérdida de tejido económico es evidente: el número de empresas ha caído un 16% en los últimos diez años.
Otros indicadores
Otros indicadores no son más alentadores. La inmigración, que en otros lugares ha contribuido a rejuvenecer la población y dinamizar la economía, apenas tiene presencia. El envejecimiento, la masculinización del territorio —provocada por la emigración de mujeres jóvenes— y la baja natalidad completan un panorama crítico. “No basta con discursos sobre la España vaciada. Hace falta inversión real, servicios básicos y un modelo de desarrollo adaptado al territorio”, concluye Zamorano.
Mientras tanto, la Raya Leonesa sigue desangrándose en silencio, sin soluciones, lejos del foco político y mediático.