El tiempo
Reportaje

El último adiós a Colette Durruti

La única descendiente del revolucionario anarquista leonés José Buenaventura Durruti murió en Francia a los 93 años, manteniendo siempre vivo el legado de sus padres
De izquierda a derecha, de pie: Colette Durruti, Joaquina Dorado y Liberto Sarrau. Sentados: Emilienne (mujer de Durruti), Rosa Durruti (hermana) y Ricardo Sanz. París, 1979.
De izquierda a derecha, de pie: Colette Durruti, Joaquina Dorado y Liberto Sarrau. Sentados: Emilienne (mujer de Durruti), Rosa Durruti (hermana) y Ricardo Sanz. París, 1979.

Colette Durruti, hija del revolucionario anarquista leonés José Buenaventura Durruti y de la militante libertaria francesa Émilienne Morin, falleció la pasada semana en la localidad francesa de Morellàs y las Islas, según han confirmado fuentes sindicales. Conocida también como Diana, Colette fue la única hija del histórico combatiente anarquista, figura clave durante la Guerra Civil española.

Nacida en Barcelona el 4 de diciembre de 1931, llegó al mundo mientras su padre estaba en prisión, en plena Segunda República. La infancia de Colette estuvo marcada por la precariedad económica y la constante mudanza, aunque también por una relación familiar basada en la igualdad y el apoyo mutuo.

Hija de la revolución

Durante el estallido de la Guerra Civil en 1936, su madre se integró en la Columna Durruti en el frente de Aragón, dejando a Colette al cuidado de una compañera anarquista. Pocos meses después, su padre murió en el frente de Madrid cuando ella tenía solo cinco años. Aquel suceso marcaría su vida y la de su madre, quien se propuso criarla fiel a los ideales libertarios del fallecido.

Tras la guerra, madre e hija se exiliaron en Francia, donde Colette vivió el resto de su vida. En los años 50 adquirió la nacionalidad francesa al casarse con Roger Mariot, con quien tuvo dos hijas. Establecida en la región de Bretaña, gestionó una empresa de productos lácteos antes de retirarse a los Pirineos franceses.

Compromiso libertario hasta el final

A lo largo de su vida, Colette Durruti nunca abandonó el ideario anarquista. Participó activamente en actos de memoria y en homenajes a figuras históricas del movimiento libertario, manteniendo viva la memoria de su padre y de toda una generación revolucionaria. En 2009 formó parte del documental Celuloide colectivo, dedicado al cine producido durante la Guerra Civil, y en 2019 participó en un acto conmemorativo en el cementerio de Montjuïc.

Pese a haber convivido poco tiempo con su padre, Colette hablaba de él con admiración y ternura. Su muerte cierra un capítulo de la historia viva del anarquismo español, pero su figura permanece como puente entre la memoria y la lucha.