La Variante de Pajares sigue dando problemas: inestabilidad en Lena y filtraciones de agua sin solución

La Variante de Pajares sigue dando problemas. Y esencialmente se trata de dos aspectos: inestabilidad en la ladera de Pola de Lena y filtraciones de agua sin solución aparente.
Adif ha acometido en los últimos metros la expropiación numerosas fincas para intentar fijar el muro que contiene la ladera en Pola. En esta ocasión se trata de una expropiación de 3.940 metros cuadrados de monte en los que se procederá al vaciado con el fin de evitar que siga presionando la ladera y el muro de contención.
Estabilidad máxima
La infraestructura, por la que circulan trenes de alta velocidad, requiere una estabilidad máxima, por lo que las autoridades mantienen una vigilancia permanente sobre la zona. Los expertos señalan que los trabajos preventivos deberán continuar, ya que no se descarta que surjan nuevas complicaciones en el terreno.
Sin embargo, los problemas no se limitan al ámbito geotécnico. La obra ha provocado también impactos significativos en el entorno natural de algunas comarcas de montaña, donde se han detectado alteraciones graves en el equilibrio hídrico. En varios municipios de la vertiente leonesa, el descenso de los niveles freáticos ha generado pérdidas de caudales naturales que durante décadas abastecían a la población y sostenían actividades agrarias y ganaderas.
La Variante 'evapora' de León a Asturias 319 litros de agua por segundo, unos 10 hectómetros cúbicos al año, lo que consume una población como Oviedo.
Daño medioambiental
Las entidades locales afectadas, junto con organizaciones ambientalistas, han logrado que se reconozca oficialmente el daño causado, abriéndose así la vía para una compensación económica y ambiental. Además, se ha iniciado el diseño de un ambicioso plan de recuperación que contempla desde la impermeabilización de las zonas dañadas hasta la restauración de ecosistemas alterados, muchos de ellos ubicados en espacios protegidos por la normativa europea.
El impacto económico de estas medidas no será menor. Se estima que la instalación de sistemas hidráulicos que garanticen el abastecimiento de agua a las zonas perjudicadas requerirá una inversión considerable, superior a los 50 millones de euros, a la que se sumarán los costes de mantenimiento a largo plazo. Las administraciones implicadas insisten en que estos compromisos deben mantenerse mientras la infraestructura siga en funcionamiento, no solo por criterios ambientales, sino también para preservar la economía rural que ha sufrido los efectos colaterales de una obra de gran envergadura.