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Tragedia en la minería

Cerredo era "peor que el peor chamizo" con mineros que podían estar trabajando en filones de apenas 80 centímetros

Imagen de la bocamina de Cerredo, precintada por la Guardia Civil tras el accidente que ha costado la vida a cinco mineros.
La investigación sobre la explosión que mató a cinco mineros leoneses revela posibles extracciones ilegales en un entorno descrito como "el peor de los chamizos"

Cerredo, la mina en su conjunto, y la tercera planta en particular, la misma en la que perdieron la vida cinco mineros leoneses, era un "chamizo". "Ni el peor de los chamizos", en realidad. Así se asegura desde el Principado de Asturias, alentando la idea de que en sus galerías se escondían un buen número de irregularidades pendientes ahora de la acción de la Justicia.

Transcurridos once días desde la trágica explosión ocurrida el 31 de marzo en la mina de Cerredo, ubicada en el concejo de Degaña, comienzan a conocerse detalles que podrían explicar el fatal desenlace. Las primeras investigaciones técnicas apuntan a que en el tercer piso, el mismo donde se produjo la deflagración que costó la vida a cinco mineros, había claros indicios de una extracción ilegal de carbón.

La inspección

La inspección ocular realizada el martes 8 de abril ha sido clave para identificar posibles irregularidades. Técnicos del Principado de Asturias, tras examinar la zona afectada, han detectado la existencia de dos huecos abiertos en una planta que no contaba con autorización para realizar labores extractivas. Esta información ha sido confirmada por la consejera de Transición Ecológica, Belarmina Díaz, quien ha manifestado que si se confirman estos hechos, el Gobierno autonómico actuará “con toda la fuerza de la ley”.

“No estaríamos ante un simple incumplimiento administrativo, sino frente a una irregularidad legal con consecuencias letales. Se trataría de una actividad de altísimo riesgo que ponía en peligro directo la vida de los trabajadores”, advirtió Díaz. También recordó que desde el año 2022 se realizaron nueve inspecciones en la mina sin que se detectara ninguna anomalía en la planta tercera, lo que añade aún más interrogantes sobre lo que sucedía realmente en el subsuelo.

Dimensiones preocupantes y accesos inestables

Los huecos descubiertos en el área sin permiso presentan unas dimensiones considerables. El primero, según los datos preliminares de la inspección, alcanza los 18,2 metros de longitud, mientras que el segundo se estima en 24,6 metros. Ambos tienen una altura de entre 25 y 30 metros, con una anchura aproximada de 0,8 metros. Estas medidas han sido obtenidas a través de una estimación visual desde una galería accesible, dado que las condiciones de seguridad no han permitido aún la entrada directa a estos espacios.

La consejera subrayó que, por el momento, las cifras deben tomarse con cautela y están pendientes de verificación técnica cuando las condiciones permitan una entrada segura. Sin embargo, estas primeras mediciones ya bastan para alimentar la preocupación sobre la magnitud de las actividades presuntamente ilegales en una zona que no debía estar operativa.