"Cuando mis sobrinas fueron un poco mayores y quisieron salir, volví a ponerme la mantilla"

“La primera vez que salí de manola fue con 15 años”, cuenta María Jesús al Heraldo de León. “Fue la primera y última vez, o eso pensaba”.
Y es que, tal como relata María Jesús, el dolor de pies que le supuso procesionar por las calles de León en tacones le llevó a no querer volver a repetir esa experiencia, aunque la Semana Santa era algo que vivía intensamente, “siempre lo vi en casa, mi hermano también era papón”, relata.

Vuelta a las procesiones
Pero tras muchos años, el deseo de sus sobrinas, cuando fueron un poco mayores, que quisieron salir como manolas, llevó a María Jesús nuevamente a “ponerme la mantilla” y volver a las pedregosas calles leonesas, “hará aproximadamente unos ocho años”.
Desde entonces, no ha fallado ninguna Semana Santa a las procesiones con su cofradía, Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Ni siquiera el covid hizo mella en su deseo por compartir, junto a su familia, de este momento del año, tan especial para ellos. Y es que, además de sus sobrinas, también manolas, su marido y sus hijos también forman parte de la cofradía, siendo papones. Todo juntos disfrutan de su pasión por la Semana Santa leonesa.

"Procuramos ver todas las procesiones"
Pero no solo viven esta época desde “dentro”, María Jesús también asegura que “procuramos ver todas las procesiones que podemos, es la época que más nos gusta de León”, también detalla que el ambiente y las limonadas son un plus para disfrutar de la Semana Santa en la ciudad.
María Jesús comienza a preparar nuevamente la peineta y la mantilla porque “este año repetimos”, finaliza.
