El tiempo
Libros

Osos, lobos, un crimen: la nueva novela de la bañezana Marta del Riego es un trepidante thriller rural situado en la montaña leonesa

'Cordillera' (AdN), "un trhiller poco convencional" según la propia autora, se presenta el viernes 28 de febrero a las 20.30 horas en la librería Literatessen | Un intenso trabajo de cuatro años toma forma en un libro que atrapa desde el primer momento
Marta del Riego, autora de 'Cordillera', su nuevo libro con protagonismo leonés.
Marta del Riego, autora de 'Cordillera', su nuevo libro con protagonismo leonés.

Osos, lobos, una pastora trashumante, un biólogo, un cadáver en el bosque y el paisaje espectacular de Babia, Luna, Laciana y el Alto Sil. Estamos hablando de “Cordillera” (AdN), la quinta novela de la periodista y escritora bañezana Marta del Riego Anta. En este thriller rural una pastora trashumante, que hace la ruta del norte de León al páramo y la ribera en el sur, se encuentra con un biólogo que llega de Madrid a estudiar al oso pardo. Ellos escenifican el conflicto entre conservacionistas y ganaderos, entre los que defienden al oso y al lobo y los que ven amenazados sus rebaños en la montaña. 

-Un biólogo llega a un pueblo de la montaña leonesa a estudiar el oso pardo. Allí se encuentra con Nidia, la última pastora trashumante... y con un crimen. Así comienza Cordillera. Pero esto es más que un thriller, para empezar, refleja un choque entre lo urbano y un mundo rural que se siente muy amenazado. Hay una frase del libro muy reveladora: “La montaña está en guerra, contra el ‘lloubu’, contra el ‘osu’, contra los parques eólicos”.

- “Cordillera” es un trhiller poco convencional. La idea del género me parece interesante para jugar con sus convenciones, para romperlas. Me gusta transitar entre los géneros. Cordillera podría acercarse al western, a un thriller. En la historia hay violencia y hay confrontación. La cordillera Cantábrica siempre ha estado en guerra, en guerra contra el lobo y el oso, en guerra contra el olvido, explotada sin compasión por compañías mineras, ahora amenazada por la construcción de gigantescos parques eólicos que destruirán un espacio de una riqueza natural incalculable. Y como en cualquier guerra hay ganadores y perdedores. Pero no es una novela de buenos y malos. En todos nosotros habita un lado oscuro y me gusta experimentar con eso, colocar a mis personajes en situaciones que les tienten a pasarse al lado oscuro. Y sucede que algunos caen en la tentación…

-Un canto a la naturaleza y al tiempo una historia de amor y un thriller adictivo… ¿De dónde nace esta historia tan poderosa?

-El origen de esta historia estaba en mí desde niña. Yo soy rural y vengo de lo rural. Mi padre tenía una majada de ovejas en un pueblo del páramo y allí pasaba muchas tardes. Yo veía a los pastores trashumantes, que bajaban de la montaña, de Babia y Luna, con los inmensos rebaños de merinas y los mastines. Esas imágenes, poderosísimas, se quedaron en barbecho en mi memoria. Hasta que llegó el confinamiento. Después de esa época tan dura, necesitaba escribir sobre algo que tuviera que ver con la naturaleza, era casi una necesidad física. Y entonces esa historia salió de mí, brotó sola. 
A eso se unió la parte del oso pardo. Desde niña me han fascinado los osos. Y que existan en esta España cada vez más urbanita me parece un milagro. Así que ahí estaba: la confrontación entre dos mundos que conviven en el mismo espacio natural. Un espacio de una belleza abrumadora, esto también hay que contarlo: la maravilla que es la cordillera Cantábrica. 

- Uno de los mayores logros de Cordillera está en la reconstrucción de ese entorno rural. Profesiones perdidas o en riesgo de desaparición, músicas, sonidos, tradiciones, folklore... ¿cómo ha sido el trabajo de documentación o búsqueda para reconstruir ese mundo rural?

Portada de 'Cordillera'.
Portada de 'Cordillera'.

-He estado cuatro años inmersa en esta novela y al mismo tiempo que escribía me iba documentando. Para mí es un proceso fluido, voy descubriendo cosas y la novela va evolucionando. Había una parte que ya conocía: ese mundo sensual de olores, sonidos y texturas del rebaño es parte de mí. También he conocido a pastoras trashumantes, que hacen el recorrido desde las brañas altas del norte hasta el sur de León, como Violeta Alegre. Donde más labor de documentación ha habido es en la parte del oso pardo cantábrico. Se calcula que en España hay casi cuatrocientos osos y la mayor parte se encuentran en Asturias y León. En ambas zonas he hecho esperas con un biólogo especialista para ver a las osas salir con las crías de las oseras, ¡un momento tan emocionante!, he seguido sus huellas, he leído innumerables artículos científicos. Estos años me han cambiado, eso seguro. Ahora, cuando estoy en el bosque, soy mucho más consciente de la vida silvestre a mi alrededor.

-¿Por qué darle voz a una osa?

-Desde el principio supe que la naturaleza debía tener su propia voz en esta novela y elegí a una osa que acababa de salir del encame de invierno con sus oseznos. Hay algo enormemente tierno en esos oseznos que exploran el mundo por primera vez. Y a al mismo tiempo, el oso no deja de ser un depredador. Yo no dibujo una imagen bucólica de la osa, es una imagen que intenta ser realista, una madre que defiende a sus oseznos del ataque del macho. Existe violencia entre los osos, y existe violencia entre humanos y no humanos.
Además, el oso es un animal fascinante, inteligente, curioso y, a pesar de que es una realidad en nuestro país, está muy poco tratado en nuestra literatura. Gracias al programa de conservación que comenzó en los años 90 el oso pardo cantábrico, que estaba a punto de extinguirse en la cordillera Cantábrica, se ha recuperado sorprendentemente bien. Somos el único país de nuestro entorno que conserva osos. Gran Bretaña, Alemania o Francia acabaron con toda la fauna salvaje. Algo hemos hecho bien en España. Así que el hecho de que existan osos es también una llama de optimismo en este paisaje apocalíptico de cambio climático que nos rodea.
  
- Los personajes rompen arquetipos, comenzando por los protagonistas, una pastora trashumante que estudió en la universidad y regresó a la aldea y un biólogo solitario que toca la batería. ¿En qué te has basado para crear los personajes de tu novela?

-Creo que la novela desmitifica lo que supone que es una pastora: alguien muy alejada de las formas del urbanita y, sin embargo, en este caso es una mujer que ha pasado por la universidad y lee en los ratos de soledad con el rebaño y, al mismo tiempo, una mujer de acción. Y desmitifica lo que se supone que es un científico, alguien con mentalidad rigurosa, pero con un pasado de relaciones tormentosas obsesionado con el oso y con tocar la batería. Además, yo quería que transcurriera por completo al aire libre, en la montaña. En la literatura española hay muchas novelas que transcurren en ciudades o, si son rurales, en pueblos abandonados de la España vaciada. Y de repente esta sucede en la cordillera Cantábrica, que es un espacio lleno de vida, humana y no humana. Creo que la novela está todo el rato desdibujando límites: entre las voces, entre los ámbitos, entre los roles…

-Cordillera es una novela sonora, se nota un gusto por la oralidad.

-Los sonidos a menudo se descuidan en la literatura. Y sin embargo son increíblemente evocadores: sonidos como el de uncir un caballo a un carro, las pezuñas de las ovejas sobre las piedras, los cantos de las aves nocturnas. La novela tiene ese ritmo, como una especie de letanía, como un canto antiguo. Me interesa mucho el folklore y cómo las vivencias y los miedos de un pueblo se reflejan en sus canciones y en sus leyendas. También empleo muchas palabras de la antigua lengua, el llionés. Palabras que yo escuchaba de niña y no sabía que provenían de una lengua. He querido reflejar esa musicalidad de la montaña, la humana y la no humana. 

-En la literatura actual no hay muchas historias que se cuenten desde el punto de vista de una ganadera, de una mujer rural. 

-La mujer rural aún tiene que ser reivindicada. Pienso en lo que me contaba mi abuela, o mi tía, levantarse al amanecer, cocinar para toda la familia, dar de comer a los animales, echar una mano en la siega, parir, cuidar de los niños, volver a parir, cuidar de la casa. Nidia es heredera de todo eso, y ha intentado renunciar, pero vuelve a esa vida, al rebaño, consciente de su valor. 

- ¿Qué le puede enseñar el mundo rural hoy al cada vez más creciente y hasta masificado mundo urbano?

-Le puede enseñar a escucharnos. Uno de los aspectos más duros de la ciudad es el ruido incesante, el ruido de los coches, de las personas, de las luces, de las pantallas por todas partes. En la ciudad es imposible escucharte a ti misma. En el mundo rural estás más cerca de la naturaleza, de los ritmos de la naturaleza. El biólogo lo dice en una de sus reflexiones: cuando se encontraba en su despacho de Madrid todas las estaciones le parecían iguales. En el campo, el paso de las estaciones es relevante, se percibe, todo cambia. Creo que por eso la naturaleza nos da calma, paz. En el fondo nosotros no somos más que animales pensantes, y tenemos dentro esa llamada primordial de la naturaleza.