Un espectáculo coral, Corullón florece en blanco
Como cada primavera, el municipio de Corullón se viste de gala. Y lo hace con su mejor traje: un manto blanco de flores que anuncia la llegada de la floración de los cerezos, uno de los momentos más esperados del año en la comarca del Bierzo. Considerado uno de los principales productores de cereza en la región, Corullón no solo celebra el inicio de una nueva campaña agrícola, sino también una fiesta visual y sensorial que atrae a visitantes y fotógrafos de toda España.
Durante dos semanas, aproximadamente, los campos se cubren de blanco, ofreciendo un paisaje que parece sacado de una postal japonesa, pero con el inconfundible aroma y carácter berciano. Las flores anuncian una promesa: si la meteorología acompaña, estas delicadas y efímeras flores darán paso en mayo a los codiciados frutos rojos que hacen famosa a la cereza del Bierzo, distinguida con marca de garantía por su calidad y sabor.
Escenarios
El fenómeno floral no se limita a Corullón. Localidades cercanas como Horta, Hornija, Dragonte, Viariz y Villagroy también participan de este espectáculo natural, aunque con ligeros desfases temporales. En Horta, al compartir altitud con Corullón, la floración sigue el mismo ritmo. En cambio, en los pueblos situados a mayor altura, el espectáculo se retrasa unos diez días, permitiendo que el visitante disfrute de este fenómeno durante casi un mes si se desplaza por la zona.
La floración no solo es un deleite visual; también es una celebración emocional. Los vecinos lo viven con admiración y entusiasmo, conscientes de que este momento marca el despertar del ciclo natural y la esperanza de una buena cosecha. Es una oportunidad única para reconectar con la tierra y con las tradiciones rurales que, año tras año, mantienen viva la identidad agrícola del Bierzo.
Del blanco al rojo
Y cuando las flores caen, dejando tras de sí un recuerdo efímero, comienza otro capítulo: el rojo vibrante de las cerezas empieza a tomar el relevo a finales de mayo. Entonces, Corullón vuelve a transformarse, ahora con el aroma y el color del fruto maduro, listo para llenar cestas, mercados y mesas de medio país.
Así, entre pétalos y cerezas, Corullón sigue escribiendo su historia, una historia en la que la naturaleza, la tradición y la belleza se dan la mano cada primavera.