El día que la covid-19 detuvo el tiempo
14M en León. El día que la covid-19 detuvo el tiempo. El estado de alarma dibujó aquella jornada de 2020 una estampa dominical insólita en León. Los vecinos limitaron su actividad aquella primera jornada de estado de alarma a la compra de pan, prensa y alimentos mientras la Policía vigilaba el cumplimiento de las restricciones.
La entrada en vigor de las restricciones que provocaba la declaración del estado de alarma en todo el territorio nacional se dejaba sentir en cada rincón de la capital leonesa, donde la ausencia del rastro dominical, el cierre de bares y restaurantes y la suspensión de los servicios de culto dejaba una estampa insólita en una jornada soleada que, en otras circunstancias, llenaría de gente los espacios públicos y los establecimientos hosteleros.
Las concurrida misas en la catedral fueron algunas de las citas canceladas y ejemplo de ruptura de la rutina que cada domingo lleva a cientos de personas a disfrutar del aperitivo en un Barrio Húmedo entonces desierto.
Las panaderías y tiendas de alimentación, con colas muy espaciadas acapararon aquel día la mayor parte de la escasa presencia de personas en las calles. Los quioscos, muchos de ellos estancos, ponían con la venta de prensa y otros productos la nota más colorida de plazas y calles; eso sí, los dependientes llevaban guantes y en algunos casos también mascarillas, por entonces un bien escaso.
Vendedores ambulantes
Miles de personas asistían cada domingo en León al rastro ubicado en el Paseo de Papalaguinda, donde entre 400 y 500 puestos exhiben y ofrecen todo tipo de productos habitualmente. El kilómetro de longitud que ocupa aparecía en aquella jornada despejado de gente, como ocurrió al inicio del verano de 2009, cuando los vendedores del rastro se rebelaron ante la decisión del equipo de gobierno de trasladarlo a la explanada anteriormente ocupada por un desguace, junto al estadio de fútbol, y los suspendieron durante varias semanas, protagonizando manifestaciones de protesta para reclamar volver a su ubicación habitual, a la que no regresaron hasta dos años después.
Control policial
Coches de Policía Nacional y Local patrullaban por la ciudad, controlando el cumplimiento de los cierres decretados e invitando, también a través de megafonía y personalmente en otros casos, a obedecer las limitaciones impuestas.
Mientras una dotación de bomberos intervenía para auxiliar a una mujer de edad avanzada que sufría una caída en su domicilio en el centro de la capital, mientras una ambulancia preparaba un traslado en una calle cercana.
La capital leonesa vivía así una jornada de adaptación a las restricciones prescritas para hacer frente al coronavirus, con la desaparición de la estampa habitual de cada fin de semana,