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365 leoneses | María Arias, estudiante

"Mi erasmus fue increíble, pero nunca pensé que echaría tanto de menos León"

María Arias, una joven leonesa que siempre soñó con estudiar y vivir fuera, jamás imaginó que su experiencia erasmus en Génova la haría descubrir cuánto echaba de menos su ciudad, su familia y su pueblo, Alcoba de la Ribera
 
María Arias Soutullo en un viaje que hizo durante su erasmus a Budapest.
María Arias Soutullo en un viaje que hizo durante su erasmus a Budapest.

María Arias Soutullo tiene 21 años y es estudiante del Grado de Educación Primaria en León. Este año está haciendo sus prácticas en un colegio de la ciudad, impartiendo clases a todos los niveles de primaria, desde primero hasta sexto. "Estoy muy contenta porque estoy poniendo en práctica todo lo que he aprendido en la carrera. Aunque, bajo mi punto de vista, deberían de hacerse antes", dice. 

Su camino formativo, sin embargo, no ha estado limitado al entorno leonés. En 2023, decidió dar un paso más y vivir una experiencia que llevaba tiempo deseando: se fue de erasmus a Génova, en Italia. "Desde bachillerato siempre había querido estudiar fuera. Tenía claro que necesitaba salir, vivir otras cosas. Pero la carrera que quería estaba aquí, en León, así que me quedé. Fue entonces cuando decidí que el erasmus iba a ser mi oportunidad", asegura. 

El encanto del erasmus

Y no se equivocó. "Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida", asegura. "Pasé de que me hiciesen todo a tener que hacerme cargo yo sola. Aprendí a organizarme, a buscarme la vida, a moverme por una ciudad que no conocía… y todo eso mientras viajaba muchísimo y conocía a personas increíbles de todas partes de España".

Durante su estancia, aprovechó al máximo cada oportunidad para viajar. "Hacíamos viajes con billetes de avión por 30 euros ida y vuelta y muchas veces dormíamos en aeropuertos. Era parte del encanto", rememora. 

Recuerda con especial cariño su viaje a Praga y Budapest: "Fue de los primeros, y me encantó el estilo de vida, la arquitectura, la comida… aunque tengo que decir que nada se compara a la comida de León", recalca.  Malta fue otro de los destinos destacados, pero con un enfoque distinto: "Fue el único viaje que no hicimos en clave cultural. No hicimos ni un free tour. Solo playa y fiesta. Y nos lo pasamos genial". También menciona Albania, que guarda un lugar especial en su memoria. "Fue el último viaje, el más especial. Fuimos en una época en la que apenas había gente y lo disfrutamos muchísimo".

La nostalgia

A pesar de todo lo bueno, de lo aprendido y vivido, hubo algo que nunca desapareció: la nostalgia. "Siempre contaba las horas para volver. Aunque solo viniera dos veces al año, era algo que necesitaba. Estaba muy bien allí, pero nunca pensé que iba a echar tanto de menos León", sentencia.

Alcoba de la Ribera, su segunda casa

Y esa añoranza no era solo por la ciudad. En realidad, el corazón de María late con fuerza por su pueblo: Alcoba de la Ribera. Un pequeño rincón leonés que ha sido, desde siempre, su lugar de calma y desconexión. "Mi pueblo es mi sitio favorito de León. Siempre me ha gustado ir. Mi padre nació allí y mis abuelos también", afirma. 

Con los años, sus visitas a Alcoba se fueron haciendo más asiduas. "Desde 2016 empezamos a tener un grupo de amigos del pueblo, y desde entonces paso mucho tiempo allí, sobre todo en verano". Para María, las temporadas estivales en la villa tienen un sabor distinto. "No hay nada como un verano en el pueblo. Estoy todo el día fuera de casa haciendo planes. Es un ritmo mucho más tranquilo, más auténtico. Para mí es una gran sensación de libertad".

Las fiestas del pueblo son, además, un evento insustituible. "Las fiestas de Alcoba y de los alrededores no tienen comparación. Tienen algo que no se puede explicar, se viven de otra manera", afirma. 

El aprendizaje de estar un tiempo lejos de casa

El erasmus, por tanto, no solo le permitió abrirse al mundo, sino también volver a mirar hacia dentro. "Me llevo de esa experiencia una pasión nueva por los viajes, por conocer culturas y salir de mi zona de confort. Pero siempre con la vista puesta en León y en Alcoba de la Ribera", sentencia.

Incluso tras la vuelta, los lazos que creó durante su año fuera siguen vivos. "En septiembre nos reencontramos en Granada. Y en junio algunos van a venir a León al Monoloco Fest. Ese, será nuestro tercer reencuentro desde que volvimos. Es muy bonito saber que, aunque estemos en distintos puntos del mapa, seguimos conectados", afirma. 

María lo tiene claro: la vida está para explorarla, para salir, para vivir. Pero siempre con un pie anclado a lo que una es. Y ella es, ante todo, leonesa. De León y de Alcoba. De los paseos lentos por el pueblo, las fiestas interminables de verano y el sabor de casa que, por mucho que uno viaje, nunca se olvida.