Feve no va, ni viene

Un día no hay revisor, al siguiente el tren llega tarde. Otro día no hay servicio de limpieza y al siguiente los paneles de información no funcionan. Al día siguiente la máquina de expende los billetes no funciona y 24 horas después las luces interiores no van.
Y así, incidencia tras incidencia, abandono tras abandono. La realidad hoy es que Feve, pese a los que Renfe pueda advertir, no va.
El goteo de calamidades en esta línea de vía estrecha es interminable. Frecuencias que se anulan, cambios de unidades por avería. "Es imposible tener la certeza de los viajes porque muchos de ellos se cancelan y te enteras al llegar, o por un cartel", aseguran los pasajeros.
Tirados en el apeadero
Esta misma semana una veintena de viajeros se quedaron tirados en el apeadero de La Asunción, de donde parte el servicio, al no salir ninguno de los dos trenes que allí se encontraban.
Para llegar hasta el apeadero, muchos cogieron el autobús que sale de Suero de Quiñones, pero "nadie nos dijo que no se iba a dar el servicio de tren", remarca una de las usuarias.
Allí, sin obtener respuestas, se vivieron momentos de tensión al increpar a quienes tenían que solventar la situación. Los usuarios temen que todo forme parte de un plan para acabar con la línea de vía estrecha.
Las cifras 'cantan'
A tal punto se ha llegado que la Plataforma en Defensa de Feve en León volverá a manifestarse para reclamar mejoras en el servicio y que el tren vuelva a la Estación de Matallana. Lo hará el próximo domingo 6 de abril a las 12 de la mañana, saliendo de la Iglesia de Las Ventas.
Desde que la estación de Matallana dejara de recibir viajeros las cifras de viajeros se han hundido. En 2011 Feve transportó a un total de 329.000 pasajeros, según la propia compañía.
En 2016 la cifra descendió hasta los 131.600 viajeros y en la actualidad, casi una década más tarde, el número podría haber caído hasta los 55.000 usuarios (sin que este dato sea oficial).