León, madreña a madreña
Cientos de personas participaron este domingo en la tercera edición de la Madreñada León, que volvió a recorrer el kilómetro de distancia que separa las plazas de Guzmán y la catedral en una jornada puramente otoñal.
En un ambiente festivo, acompañado de música tradicional y con varios de los asistentes ataviados con trajes regionales, los participantes -a los que únicamente se requería calzar las madreñas también denominadas galochas- atravesaron la céntrica avenida de Ordoño II para llegar después a la plaza de Santo Domingo y continuar el paseo hasta alcanzar la plaza que preside la Pulchra Leonina.
Cientos de curiosos acompañan la marcha
Cientos de curiosos acompañaron a los protagonistas de esta madreñana, que se está consolidando como una cita habitual dentro del mundo de las tradiciones.
El origen de las madreñas es incierto, pero se puede hablar de la evolución del calzado de madera hasta llegar a la madreña empezando por una simple tabla atada al pie por medio de correas, pasando por las sandalias, las galochas (suela de madera y empeine de cuero) y los zuecos.
Su uso está muy extendido para realizar las labores en la cuadra o en las huertas, se suelen tener en el zaguán o porche de las casas, así que cuando se sale para trabajar se las ponen y al volver con una simple sacudida se las quitan, pues no es costumbre entrar con ellas en la casa.
El origen de la madreña
Las madreñas o almadreñas, los zuecos, las albarcas o abarcas, la galocha y la zoca gallega, hacen referencia a un tipo de calzado fabricado, por lo general de forma artesana y en madera, y de una sola pieza.
Fueron utilizados, y aún se usan en áreas rurales del norte de España y en especial en León y Asturias, como calzado de trabajo en el campo y la huerta, además de calzado protector de la humedad en fábricas de conserveras, explotaciones y escombreras mineras, granjas y lugares con mucha humedad.
