"De pequeño montaba procesiones caseras con libros, tenderetes y tambores"

David Bello Fernández tiene 18 años, pero su alma cofrade lleva mucho más tiempo latiendo al ritmo del tambor. Hoy, miembro de la Agrupación Musical del Cristo del Gran Poder, su vida gira en torno a la Semana Santa con una entrega que no necesita explicación.
Un tambor, su mejor regalo
Todo empezó de forma espontánea, sin herencia familiar que lo arrastrase. "Nadie en mi familia antes se había interesado como yo en la Semana Santa", confiesa. "De pequeño montaba procesiones caseras, con libros, tenderetes y tambores que me regalaban". Tanto fue así que, para su Primera Comunión, no pidió ni una consola ni una bicicleta: pidió un tambor. Y lo consiguió.
Con apenas ocho años, consiguió salir por primera vez en procesión gracias a un compañero de clase que le prestó una túnica. Fue en la 'Procesión de La Despedida' del Jueves Santo de la Cofradía del Cristo del Gran Poder, la misma que hoy le ve tocar cada año. Al año siguiente, convenció a sus padres para hacerse hermano de una cofradía, y se unió a Nuestra Señora de las Angustias y Soledad. Allí, con otros niños de su clase y bajo el cuidado de padres voluntarios, comenzó a vivir la Semana Santa desde dentro. "Íbamos dando la mano a la gente porque era lo que nos gustaba de pequeños. Es algo que es tradición en León y gusta bastante", explica.
La Agrupación, su segunda familia
Su salto a la música llegó con 11 años, cuando entró en la agrupación musical del Cristo del Gran Poder. "Entré siendo bastante torpe, como la mayoría que entra sin saber tocar nada", recuerda. Pero con esfuerzo y tiempo, fue mejorando. Por entonces la banda no tenía el nivel actual, pero eso nunca fue obstáculo para disfrutar.
La verdadera transformación llegó tras la pandemia: un cambio de dirección musical y una creciente profesionalización han elevado la agrupación a otro nivel. "Cada vez hay más compromiso, más asistencia, más esfuerzo... Lo hacemos porque nos encanta esto", afirma.
Hoy, con 128 componentes, la agrupación respira buen ambiente. Ensayan durante todo el año, y en los meses previos a Semana Santa, hasta cuatro veces por semana. "Nos vemos más entre nosotros que a nuestras propias familias", confiesa.
El alma de la procesiones
Las marchas se convierten en el alma de cada procesión. Algunas, como 'La Esperanza de María' o 'Bajo tu mirada' son conocidas, pero otras esperan aún ser descubiertas. "Sería interesante que la gente conociera más marchas... ayudaría mucho al desarrollo de las procesiones", señala, apuntando especialmente a braceros y seises "que muchas veces no las conocen", sentencia.
A dos días del inicio oficial de la Semana Santa, David confiesa una preocupación que comparte toda la comunidad cofrade: el tiempo. "Estamos pendientes de la lluvia. Espero salir todo lo que se pueda". Además, este año, también espera con entusiasmo algunos estrenos como el trono de la Divina Gracia o la imagen de Malco para el Misterio del Sacramentado.
Remar en un misma dirección
Pero no todo es pasión y recogimiento. David también alza la voz con espíritu crítico. Pide más compromiso por parte de los seises y seriedad por parte de la Junta Mayor. "Últimamente ha estado envuelta en polémicas: carteles, vídeos promocionales... estaría bien que todos remáramos juntos para que la Semana Santa de León vaya siempre a mejor".
En cuanto al tradicional Encuentro de la Procesión de los Pasos, no esconde su malestar con el sistema actual. Este año se celebrará en La Plaza de Regla por obras en la Plaza Mayor, pero para él la clave está en recuperar el espíritu popular del evento. "Sería interesante volver a un formato donde no haya que pagar para verlo en condiciones. Ver la plaza llena de gente de pie le da mucho más potencia al acto que verla llena de sillas", sentencia.
Entre tambores, críticas constructivas y devoción sin medida, David Bello es uno de esos jóvenes que no solo participan en la Semana Santa de León: la hacen crecer. En sus palabras late una generación que, sin dejar de venerar la tradición, quiere una Semana Santa más viva, más comprometida y más de todos.