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Los silencios matan en Villar del Monte

Una docena de vecinos, complicidades, silencios, rencores y miedos atrapan esta pequeña localidad en la que el ambiente se ha vuelto irrespirable | La quema de la casa, la cochera y los vehículos de la pedánea evidencia una situación "extrema" ante la que todos callan

En la localidad de Villar del Monte, en plena Cabrera, a cien kilómetros de la capital, el ambiente es irrespirable.

Por sus calles camina el miedo envuelto en complicidades, silencios y rencores. Hay una docena de vecinos y nadie se mira a los ojos.

La mejor prueba: el pasado fin de semana quemaron la casa, la cochera y los vehículos de la pedánea de la localidad, Celestina Rodríguez, y mientras el fuego consumía sus bienes la mayoría de los vecinos se escondieron tras los cuarterones de sus ventanas.

El miedo a los caciques

"Hay miedo", asegura la representante de los vecinos. ¿Miedo a quién? "A los caciques", sentencia.

Celestina vive envuelta por una lucha interna: algunos familiares le piden que se marche de allí, que no merece la pena tanto sacrificio; su corazón, sin embargo, le impulsa a no rendirse.

"No puede ganar la maldad y el miedo, no puede ser. En mi trabajo ya me han dicho que esto me va a costar la salud y yo lo único que les digo es que si un día no voy será porque me ha pasado algo. Que entonces busquen a los culpables allí, porque allí están", reconoce casi entre lágrimas.

Las amenazas

Celestina se convirtió en pedánea de la localidad en 2019. Entonces decidió "poner orden en el caos" y dejar a un lado "las imposiciones". Sacó el coto de caza a licitación, y los pastos. Y a partir de ahí, los problemas.

El coto y los pastos siempre se habían repartido, mantiene, de una forma arbitraria. Era una especie de condominio mal entendido entre un par de caciques "que se creían que el pueblo y sus bienes eran de ellos".

Fue entonces cuando comenzaron las amenazas más o menos veladas, los desplantes, las críticas, el acoso... Siempre de forma muy sutil pero dañina, siempre dejando que "algo podía pasar" y siempre apuntando que lo mejor que podía hacer ella y los suyos era "irse a otro sitio".

14 palabras desde la Subdelegación  

Pero Celestina se ha negado. No es una heroína, simplemente "no creo en las injusticias". Pero el pasado fin de semana se pasaron todas las líneas rojas. Al quemar su casa y su cochera, además del vehículo personal y el de un familiar, el mensaje fue aún más claro: 'Vamos a por ti'. Así lo ha entendido ella.

Tan grave es lo sucedido que nadie hace nada y todo el mundo mira para otro lado. "Aquí puede pasar de todo en cualquier momento", también ha advertido.

La situación es tan crítica que sorprende incluso la versión oficial. "Se está investigando (lo ocurrido) por si (el incendio) pudiera ser provocado, sin poder asegurarlo en este momento". Son las únicas catorce palabras que al respecto ha asegurado el subdelegado del Gobierno, Héctor Alaiz Moretón, como si lo sucedido fuera algo normal, rutinario.