El tiempo

Contentos de estar aquí

Aquí estamos, amable lector(a), de nuevo en la opinión, que es bien preciado en León y en España con la que cae.
Heraldo
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Aquí estamos, amable lector(a), de nuevo en la opinión, que es bien preciado en León y en España con la que cae. No es que el mundo esté mucho mejor, pero nos importa más nuestro pequeño mundo, que es como el extraordinario Guarechi llamó a su mundo literario de Don Camilo y Peppone, cura y rojo capaces de entenderse tanto como de chincharse en la Italia de la posguerra. Hoy nadie se chincha, sino que el estándar de entendimiento entre rivales políticos es el anhelo de aniquilación. Y no necesariamente los rivales están en partidos contrarios.

Este medio ofrece la posibilidad de opinar con radical libertad, que es la forma de adelantarles que las barbaridades y desatinos serán solo míos y que, a estas alturas de la trayectoria vital, uno hace solamente lo que le satisface. Espero que con el rigor suficiente como para no incomodarles, no por mis ideas, sino por el desaliño con el que las exprese.

Este medio ofrece la posibilidad de opinar con radical libertad, que es la forma de adelantarles que las barbaridades y desatinos serán solo míos

Así que, remedando a la canción leonesa y contento por ser de aquí, también contento por estar aquí. Los alumbramientos son trance complejo y da igual que sea de una criatura que de un medio de comunicación, que también criatura es. Así que no voy a ponérselo más complicado de lo normal en las primeras andaduras. Lo digo por si alguien piensa que he perdido fuelle fustigador. No nos faltarán semanas, ni por desgracia viendo las extravagancias de quienes nos gobiernan habrán de faltar oportunidades. Así que permítanme que les exprese el hilo conductor que tendrán mis columnas de opinión.

Lo primero es que serán de opinión, aunque no represente más que la mía. Pero como yo le digo a mis alumnos en la universidad que tiene que ser una opinión libre, que es reflexiva y propia, además de crítica con todo y con todos, incluidos los de uno mismo, que lo demás es seguidismo o entreguismo. Me canso de pedirles que tengan capacidad crítica personal para ser ciudadanos informados y pensantes. Empezando por disentir de su profesor, que será ejercicio aconsejable y provechoso. En este mundo hiperconectado de redes sociales, la gente opina, pero no reflexiona; escribe cosas en las redes -majaderías de ser necesario, o no- y repite lo que dicen los suyos, pero no medita antes de retuitear o reenviar; se acomoda, pero no innova. Y así nos va. No les hablo de los adolescentes ni de gente del otro lado del planeta, me refiero a una gran cantidad de leoneses, acomodados a estos nuevos hábitos de consumo de noticias y de opinión. 

Luego los politólogos nos cansamos de hablar de plataformización, empaquetado de noticias, fake news, cámaras eco, filtro de burbujas, síndrome de fatiga democrática, desafección y, sobre todo, de la dichosa polarización

Luego los politólogos nos cansamos de hablar de plataformización, empaquetado de noticias, fake news, cámaras eco, filtro de burbujas, síndrome de fatiga democrática, desafección y, sobre todo, de la dichosa polarización. La turbopolítica es esa moda de hacer política en la que lo urgente desplaza a lo importante, hay que dar dos titulares cada hora y no se debate con nadie, sino que se reemiten los mensajes para los propios y se desprecia e ignora completamente los de los demás. Escribió Machado “para dialogar, preguntad primero; después..., escuchad” y no se escucha nada, que no sea el propio eco.

Ni se negocia, ni se consensua. Kennedy dijo “jamás negociemos con miedo, pero jamás temamos negociar”, y aquí no deberíamos montar una película de miedo y asco en León, sino de diálogo para mejorar León. Pero, ya ven. Algunos no hablan ni con quienes tienen los votos -qué malo es creerse la propaganda propia creyendo haber tenido la mayoría de los votos en las urnas- para revalorizar las pensiones y subvencionar el transporte en León, sino para regalar palacetes al PNV que no son nunca palacetes para instalaciones culturales o sociales en León.

 A eso se ha sumado la turbo opinión, que a mi juicio no tiene que ver con la digitalización de las noticias en los medios online, sino con la falta de rigor y el acomodamiento periodístico, donde lo hay, que tampoco es en todos los medios.

Estoy colaborando en un proyecto de investigación que trata de medir si el consumo de noticias digitales no a través de los medios, sino de las redes sociales y las plataformas de mensajería, aumenta la polarización. Pues en León, sí, oigan. Y eso no le hace ningún bien ni a la democracia ni a León, pero en fin, para muchos políticos es más fácil seguir el argumentario oficial que pensar y más seguro acogerse a la ortodoxia partidista que arriesgarse a escuchar a la ciudadanía. Pues hasta las gónadillas estoy, créanme. Así que, contento de estar aquí y de reflexionar en libertad no para ustedes, sino con ustedes, que de aguantar la situación saben todos más que yo.