El último regate del genial Osa
La primera vez que coincidí con Osa ambos estábamos justos de barba. Él jugaba en el filial de la Cultural y yo estrenaba máquina de escribir en la vieja Crónica de León como redactor de Deportes.
Eran tiempos de nuevas vivencias. Osa era un bala, en el mejor sentido de la palabra. En el filial su velocidad en el extremo del equipo le convertía en un puñal. Si era titular liquidaba la defensa rival desde el minuto 1, si llegaba desde el banquillo derribaba al rival en el primer arreón.
Recuerdo algunas crónicas en las que me deshice en elogios. Y el sonreía.
- "No me destaques tanto que luego salen envidias", decía.
Pero es que era bueno, muy bueno. Tanto que acabó jugando tres temporadas en el primer equipo culturalista, le faltó fortuna para llegar a lo más alto, pero cualidades las tenía todas.
Lesiones mal recuperadas por querer volver rápido a los terrenos de juego, entrenadores que no le buscaron su lugar en el campo y el rechazo a ofertas que quizá le hubieran llevado más lejos marcaron su carrera.
Osa era José Luis Osa Martínez aunque el nombre completo pocas veces veía la luz. Llenaba tanto con tres letras que el resto sobraba.
Pepe Carrete, Arlindo Cuesta, Álvarez Tomé, Belarmino López o Francisco Losada le vieron como un jugador "de otra categoría", a la que nunca llegó. Finalmente Cultural y Bembibre fueron sus únicas casas en el fútbol.
Tampoco le importó mucho porque Osa se quedó en ese León al que amaba, con sus gentes, con sus amigos. A su manera, era feliz, muy feliz.
El pádel y los amigos
Recuerdo las mil y una noches que compartimos en los años ochenta y noventa por las calles de León, recordando viejos tiempos y saltando "de garito en garito" como él decía. Para entonces, ya formaba parte de otra plantilla, la de Telefónica, y se había descalzado las botas.
En el pádel encontró una segunda vida deportiva. Le apasionaba ese deporte y todo lo que se movía en su entorno. Allí descubrió grandes amigos y allí compartía risas y momentos de enorme felicidad.
Las lágrimas
Todo hasta que con apenas 55 años el cáncer se cruzó en su camino. Luchó sin descanso por hacer su último regate y casi lo consigue. Pero no hubo forma. El pasado 10 de enero Juanjo de las Matas, uno de sus inseparables, reconocía entre lágrimas el triste final.
- "Se nos ha ido Osa", mientras lloraba.
Queda su recuerdo, su sonrisa, sus frases imborrables. Quedan mil vivencias, silencios, éxitos y fracasos. Deja una vida en esta tierra que le disfrutó con sentimiento. Pero su adiós, nadie lo va a negar, duele de lo lindo.
José Luis Osa nació el 27 de octubre de 1967 en León. Debutó en 1988 en el Cultural y Deportiva Leonesa. Fue un grande, discreto, pero un tipo enorme.