"Es un privilegio enseñar y transmitir la cultura leonesa a los más pequeños"
Esther creció en la zona de Padre Isla, un entorno que marcó su infancia y su vocación. Desde pequeña, se sintió atraída por el cuidado de los niños, algo que vivió de cerca gracias a su madre, quien comenzó a cuidar a niños del vecindario cuando dejó de trabajar por problemas de salud. Esther recuerda con mucho cariño esa etapa, en la que ayudaba con el cuidado de los pequeños mientras su madre estaba al frente del hogar. "Desde pequeña tenía clarísimo que quería dedicarme a esto", afirma.
A los 18 años, Esther comenzó su carrera profesional en el ámbito de la educación infantil. Trabajó en Indiana Bill mientras realizaba prácticas en una guardería, lo que le permitió iniciar su camino en este sector. Tras finalizar sus estudios y prácticas, fue contratada en otra guardería, donde pasó diez años, antes de presentarse a las oposiciones para técnico especialista de educación infantil en un Ayuntamiento del alfoz de León, donde lleva ya 20 años trabajando. "Me considero muy afortunada porque me dedico a algo que realmente me gusta." "No todo el mundo puede decir lo mismo”, afirma.
"Me considero muy afortunada porque me dedico a algo que realmente me gusta”.
Incremento de centros educativos
A lo largo de su carrera, ha sido testigo de una notable transformación en la educación infantil. Esther señala el aumento significativo de centros educativos, tanto públicos como privados, en León, un cambio que ha ido de la mano con la integración de las mujeres en el ámbito laboral. Las madres, que antes dudaban en dejar a sus hijos al cuidado de otras personas, han ido confiando más en los educadores, lo que ha favorecido el crecimiento del sector.
Uno de los aspectos con los que más disfruta en su trabajo es la realización de actividades fuera del aula, algo que considera esencial para el desarrollo de los niños. Aunque trabajan con niños pequeños, entre 16 semanas y 3 años, las salidas forman parte de su rutina. Han visitado diversos lugares de la provincia, como el Coto Escolar, la Granja Escuela, el Club Hípico de Villabalter, han realizado salidas en el tren de FEVE a Matallana de Torío y han realizado actividades con Tercera Actividad para ver a las personas mayores que pasan allí sus días y realizar actividades con ellos, entre otras. "Estas experiencias son fundamentales, no solo para que los niños aprendan sobre el mundo que les rodea, sino también para que se relacionen con su entorno, otras personas y entre ellos mismos", explica.
Conocer las tradiciones leonesas desde pequeños
La cultura leonesa ocupa un lugar especial en el trabajo de Esther y su equipo. No solo se enfocan en la educación de los niños, sino también en transmitirles las tradiciones y costumbres de la región. Organizan actividades como la visita de la Vieya’l Monte (Vieja del Monte), quien cuenta leyendas tradicionales leonesas, y reciben grupos folclóricos que visten el traje regional y pasan un rato con los niños. También celebran festividades como San Froilán, en las que el cocinero de la escuela elabora pastas leonesas y los pequeños tienen la oportunidad de involucrarse en el proceso. "Es fundamental que los niños conozcan nuestras tradiciones desde pequeños, para que no queden en el olvido", destaca.
"Es fundamental que los niños conozcan nuestras tradiciones desde pequeños, para que no queden en el olvido"
Lo que más gratifica a Esther de su trabajo es, sin duda, ver cómo los niños crecen felices y aprenden. A pesar de las dificultades que implica ser educadora, el tener la oportunidad de contribuir al bienestar y desarrollo de los más pequeños le brinda una satisfacción inmensa. "Es un trabajo duro, pero también muy gratificante", reflexiona. Además, valora profundamente el equipo con el que trabaja, un grupo de educadores y educadoras comprometidos con la misma misión: que los niños crezcan felices. “Levantarse por la mañanas con ilusión para ver a mis pequeños y trabajar tan a gusto con mis compañeros es algo incomparable”. “Somos un gran equipo”, sentencia.
Para Esther, ser parte del mundo educativo en León es un honor. Más allá de enseñar, siente que su trabajo es una forma de contribuir al legado cultural de su tierra. "Ser educadora en León es un privilegio", asegura.