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365 LEONESES | Ana Martínez | Decoradora

"Ha llegado la nueva generación de Muebles Nina, aquí estoy"

Ana Martínez Ferreras trabaja en la empresa familiar, muebles Nina, ubicada en Mansilla de las Mulas | Combina su trabajo con sus dos grandes pasiones, la música y los caballos
Ana Martínez Ferreras, diseñadora de interiores y apasionada de los caballos y la música.
Ana Martínez Ferreras, diseñadora de interiores y apasionada de los caballos y la música.

Ana Martínez Ferreras, o Ana Nina como la conocen sus amigos en relación al negocio familiar, es originaria de Mansilla de las Mulas, ubicación de la empresa en la que hoy día trabaja, Muebles Nina.

Pero a pesar de lo sencillo que parece, para muchos, tomar las riendas de un negocio que lleva ya más de tres décadas en funcionamiento, lo cierto es que hay mucho trabajo detrás, tal como nos ha contado Ana.

Aunque su vida no es solo trabajar, compagina su labor como decoradora de interiores con sus dos grandes pasiones, la música y los caballos.

“Mi caballo nació el mismo día que yo", asegura Ana

“Mi vida siempre ha estado ligada al pueblo”

A pesar de que, siendo muy pequeña, empezó a estudiar en los Agustinos de León, Ana siempre ha estado muy unida a la vida rural, en su pueblo de origen, Mansilla de las Mulas, pero también en el de su abuelo materno, Garfín de Rueda.

Esto le ha permitido disfrutar de tradiciones como la matanza, que su familia celebra cada año como si de una fiesta se tratase. “Para mí es uno de los fines de semana más felices del año”, asegura riéndose.

Ana con su caballo en la Semana Santa de León.
Ana con su caballo en la Semana Santa de León.

Pero lo mejor que le ha ofrecido la vida rural ha sido disfrutar de una de sus aficiones, los caballos. Recuerda, en su casa, haber crecido siempre con ellos y rememora con nostalgia al animal con el que más tiempo pasó, “nació el mismo día que yo, llegó a casa cuando ambos teníamos solo once meses”, afirma.

Pero más allá de los cuidados y el cariño, su relación con los caballos la ha llevado a recorrer distintos puntos de la provincia en los que se organizaban rutas con estos animales. Además, tiene la oportunidad, desde hace casi diez años, de disfrutar de la Semana Santa leonesa desde dentro, en la que sale junto a su padre y sus caballos cada festividad con “Las Siete Palabras”.

Un verano subida a los escenarios

Su otra gran pasión siempre ha sido la música. Comenzó a cantar en el coro de la iglesia de Mansilla con 14 años, algo que le encantó desde el principio. Acudía a eventos como bodas e, incluso, funerales, pero lo cierto es que asegura que “como me apasiona cantar, me daba igual”.

Pero pasado un tiempo, sentía que se le quedaba pequeño, por lo que decidió empezar en el Coro Facundino de Sahagún, desde el que visitó numerosos pueblos de todo León. La carrera y la distancia desde su casa al lugar donde ensayaba hicieron que tomase la “triste decisión” de dejar el coro, pero su carrera en el mundo de la música aún no había acabado.

Luego vino la pandemia, pero las ganas de cantar de Ana seguían más latentes que nunca, por lo que decidió, junto a otras personas de su pueblo, montar la Coral Voces de Mansilla, de la que actualmente es presidenta y con la que ha cantado en pueblos como Onzonilla, La Robla o La Virgen del Camino, entre muchos otros.

Ana Martínez Ferreras durante un concierto con el grupo Suite 23.
Ana Martínez Ferreras durante un concierto con el grupo Suite 23.

Y no acaba aquí, “puedo decir que oficialmente me he dedicado a una de mis aficiones”, presume orgullosa, contando que “el pasado verano lo pasé subida a los escenarios”. Por mediación de un amigo batería, Ana fichó como vocalista en el grupo de versiones rock y pop Suite 23, llevando su voz por múltiples lugares de Castilla y León e, incluso, Asturias.

En la actualidad, cuenta que la banda se ha disuelto, pero que está esperando una nueva oportunidad para subirse otra vez a los escenarios.

Nueva generación de Muebles Nina

Pero si algo ha marcado la vida de Ana “Nina”, sin duda es el negocio familiar. Cuenta que estudió un módulo de Salud Ambiental para, posteriormente, graduarse en la Universidad de León en el grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. “Me gustaba mucho la parte que estaba enfocada en el tema de cocina porque me gusta mucho cocinar” declara. “Hice un curso en el Cocinandos”. Y continúa diciendo que su idea era tirar por la investigación culinaria y cocina moderna, aunque confiesa que “me gusta aprender y saber de muchas cosas, pero estudiar lo llevaba un poco mal”.

Además, mientras esperaba a entregar el trabajo de fin de grado, comenzó a trabajar en Muebles Nina, la empresa que levantaron sus padres, Nicolás y Natalia (de ahí el nombre) hace ya 34 años. Y finalmente, encontró su vocación entre los muebles y empezó a “trabajar en la cocina desde otro lado”, según afirma, ya que se dedica al diseño de este tipo de mobiliario.

"Nos hacían partícipes del negocio”, recuerda Ana

Asegura que siempre ha estado relacionada con el negocio familiar, cuenta que siempre le ha gustado la decoración y que sus padres hacían partícipes, tanto a su hermana como  a ella del negocio, “cada vez que ponían algo nuevo, nos lo contaban”, reafirma.
Se trata de un negocio con gran arraigo familiar y es que ya su abuelo se dedicaba al montaje de cocinas. “Me ha tocado recoger el testigo y me encanta”, asegura.

Pero no todo parece tan fácil como “heredar” una empresa familiar. Hay que trabajar duro. “Conocen a mis padres, pero todavía no saben quién soy yo”, cuenta Ana, para después añadir que ese fue el motivo principal que la ha llevado a unirse a BNI León, una organización de networking en la que busca conocer a otros empresarios de la provincia con los que poder establecer lazos y ayudarse mutuamente.

“No es lo que tenía en mente hace unos años, pero sí lo que quiero hacer ahora”, concluye.