"León es un sitio privilegiado para la pesca de la trucha"

David García, leonés de 49 años, pasó gran parte de su infancia entre las aguas del río Órbigo, en Villanueva de Carrizo, donde empezó a explorar la naturaleza a una edad temprana. "Desde los siete u ocho años siempre andaba por los arroyos y regueros, buscando ranas, salamandras, sapos… lo que pillaba", recuerda. Aunque su familia no pescaba, su abuelo paterno había sido pescador, pero falleció cuando él era pequeño, por lo que la pesca no llegó a ser una tradición familiar directa. Sin embargo, su curiosidad por la naturaleza lo llevó a desarrollar un vínculo temprano con el río.
Sus inicios en la pesca
A los once años, en verano, ya pasaba sus días junto al río Órbigo, imitando a los pescadores locales. "Cogíamos cualquier caña, enganchábamos un trozo de hilo, poníamos un anzuelo y buscábamos gusarapas entre las piedras", dice David. En esa época, un vecino llamado Eulogio, un experto en la fabricación de moscas, les regalaba algunas para facilitarles la pesca, lo que aumentó aún más su interés. "De vez en cuando algún pez picaba y eso nos motivaba a volver al día siguiente", afirma.
No fue hasta más tarde, ya en su adultez, cuando la pesca se convirtió en su verdadera pasión. "Con casi 25 años, conocí a mi mujer, cuya familia es de pescadores. Viendo cómo se iban todos los fines de semana, me animaban a empezar, pero yo no iba", explica. Un amigo suyo, también llamado David, fue el primero que lo llevó al río. "Recuerdo las horas que pasé en el río con cucharilla, perdiendo más que pescando, pero aprendiendo mucho", dice. Sin embargo, hubo un momento que se armó de valor y le pidió directamente a su suegro que le ayudara; de él aprendió la técnica de la pesca a la leonesa. "Me llevó al Curueño y allí fue donde me enseñó a pescar a la leonesa, como decían los antiguos", recuerda.
La influencia de León
La influencia de León en su afición es notable, ya que la región se caracteriza por ser un paraíso para los amantes de la pesca. "León es un sitio privilegiado para la pesca de la trucha. Tenemos unos 3.000 km de ríos, lo que nos coloca entre las mejores zonas del mundo", comenta. La tradición pesquera de la región es también algo que le apasiona, destacando la pesca a la leonesa, una técnica ancestral nacida en León y famosa en muchos lugares. "Aquí nació el manuscrito de Astorga, que tiene unos 400 años de antigüedad, y desarrollamos el sistema de pesca a la leonesa, antes conocida como pesca pluma", explica. Además, menciona la Semana Internacional de la Trucha, un evento histórico que atrae a muchos pescadores, y la peculiaridad del Curueño, conocido por sus gallos con plumas únicas que, según él, dan una identidad especial a las truchas de la zona.
David sigue pescando, no solo en los ríos de León, sino también en el mar. Para él, la pesca no es solo un deporte, sino una forma de escapar del ajetreo diario. "Cuando estoy pescando, me olvido de todos mis problemas, es un momento para concentrarme únicamente en el objetivo de engañar al animal", reflexiona. Aunque ha evolucionado su forma de pescar, desde cucharilla hasta mosca seca, David considera que la pesca debe ser algo regulado, pero sin imposiciones rígidas. "La pesca debe ser una decisión personal, no forzada. Cumpliendo la legislación, no hago daño al río, solo disfruto de la experiencia", subraya.
Estado actual de la pesca en la provincia
Sobre el estado actual de la pesca en León, David opina que la situación ha cambiado. "Antes había más truchas, eso es cierto. Pero ahora hay una polémica sobre la pesca con muerte o sin muerte, que creo que debería ser una opción personal de cada pescador, no una imposición", señala. A pesar de las discusiones sobre la regulación, él defiende una pesca respetuosa y sostenible, reconociendo la importancia de cuidar los ecosistemas acuáticos. Para David, la pesca es más que un simple pasatiempo: "No solo eres pescador cuando estás en el río, sino también cuando estás en casa, preparando tus moscas o pensando en la próxima temporada".
David concluye, satisfecho con haber encontrado un equilibrio entre su afición y el respeto por la naturaleza. Aunque no participa en competiciones, prefiere la tranquilidad de pescar sin presión. "Pescar para mí es evadirme. Estoy más pendiente de la temporada, de las condiciones del río, que de cualquier competición", comenta. Este pasatiempo es para él un espacio de conexión profunda con la naturaleza, donde cada jornada es única, sin importar si se lleva o no un pez a casa.