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365 leoneses | Sergio Morla, carnicero

"Nos salió la oportunidad, a mi hermano y a mí, de coger la carnicería donde él trabajaba y montamos Picatén"

Carnicero, fundador, junto a su hermano, de su propia carnicería, Picatén, y de una sala de despiece | Compagina su trabajo empresarial con el deporte, que comenzó como una manera de ponerse en forma y que ha llegado a convertirse en su escape diario
Sergio Morla disfrutando de una de sus pasiones, la bici.
Sergio Morla disfrutando de una de sus pasiones, la bici.

Originario de León, pero muy ligado a su pueblo, Mansilla de las Mulas, donde intenta pasar el máximo tiempo posible y al que, Sergio Morla espera, algún momento, poder volver a vivir. Y es que, desde los ocho años, hasta pasados los 20, estuvo viviendo en la villa, muy involucrado en la vida social de la misma. “Empecé jugando a fútbol en el equipo del pueblo y estuve unos cuatro o cinco años hasta que desapareció”, asegura Sergio. Tras un periplo en el que estuvo jugando en el Bosco, en León, con el renacimiento del Atlético Mansillés, Sergio vuelve a jugar al pueblo, por aquel entonces en la Liga de la Amistad.

Sergio (tercero por la derecha en la fila inferior) en su etapa futbolística en el renaimiento del Atlético Mansillés.
Sergio (tercero por la derecha en la fila inferior) en su etapa futbolística en el renaimiento del Atlético Mansillés.

A día de hoy, aunque ya no juega a fútbol, sigue muy ligado a este deporte y, en especial, a su equipo, al que sigue allá donde va.

En cuanto a los estudios, Sergio asegura no haber sido nunca un fanático, “no me gusta estudiar, pero me puse pronto a trabajar”. Y es que, con solo 17 años ya comenzaba su carrera laboral, “empecé a trabajar con mi padre, que tenía una pequeña carnicería en León, y es donde aprendí el oficio de carnicero, a lo que me dedico ahora”, relata.

De oficio, carnicero

Con su padre, estuvo aproximadamente un año, dado que la carnicería “era pequeñita, no daba para todos y yo quería empezar a ganar más dinero, entonces empecé a trabajar en otras carnicerías”, afirma Sergio que, con apenas 18 años, aún no sabía los grandes proyectos que este oficio le tenía preparado.

“Primero estuve en una en Eras, que se llamaba Dayal, donde estuve seis o siete meses. Y después me fui para otra que estaba ahí en Fernández Ladreda, en la que estuve cinco años donde aprendí mucho”, explica Sergio.

Pero su continuación en el sector estuvo a punto de verse frustrado por una lesión de rodilla. Por aquel entonces, Sergio aún seguía jugando en el Mansillés, lo que le supuso una rotura del ligamento cruzado, “estuve un año parado, casi de trabajo y de deporte. Me costó mi trabajo en la carnicería en la que llevaba ya cinco años y ahí tomé la decisión de dejar el fútbol”, cuenta al Heraldo de León, “no quería volverme a lesionar y que me costara otro trabajo”.

Cuando Sergio logró, finalmente, recuperarse de la rodilla, “empecé a trabajar en una fábrica de embutidos en Onzonilla, donde estuve un par de años”. En este momento es cuando decide también mudarse nuevamente a León, para evitar los constantes traslados desde el pueblo a la ciudad para trabajar. Y tras una larga temporada, descubrió que su trabajo en la fábrica se alejaba de lo que buscaba, por lo que comenzó, una vez más como carnicero, a trabajar en el supermercado Alimerka de Avenida Roma, donde estuvo otros dos años.

Los hermanos Morla junto a su abuela.
Los hermanos Morla junto a su abuela.

Picatén, la gran oportunidad empresarial

En este súper, Sergio asegura haber estado muy a gusto, “pero nos salió la oportunidad, a mi hermano y a mí, de coger la carnicería en la que trabajaba mi hermano, que el hombre la quería vender”. Y tras valorarlo y hablarlo de manera conjunta con sus padres, decidieron comprar, “así es como montamos Picatén, en octubre de 2019”, asegura Sergio.

Comenzaron siendo tres, Sergio y su hermano, Óscar, a los que ayudaba una chica que llevaba a cabo las elaboraciones y la limpieza. Pero lejos de sufrir las consecuencias negativas de la crisis del covid, lo cierto es que la carnicería, que acababa de arrancar cuando llegó la pandemia, empezó a despuntar. “Al año y medio tuvimos que contratar a una persona más, porque ya no nos daba la vida”. 

La sala de despiece de Picatén.
La sala de despiece de Picatén.

Sala de despiece, un nuevo enfoque al negocio de los Morla

Pero el negocio carnicero de los hermanos Morla no había hecho nada más que empezar. Hace unos dos años más o menos, volvió a salir una nueva gran oportunidad de negocio, “nos ofrecieron coger una sala de despiece y, una vez más, después de estudiarlo, nos lanzamos a esa nueva aventura”, explica Sergio y añade, “ahora somos tres personas en la carnicería, con mi hermano y mi madre, y en la sala de despiece somos cuatro, entre los que estamos mi padrastro y yo”. Lo que comenzó siendo una pequeña carnicería familiar, ha llegado a convertirse en un gran negocio, aunque la característica de familiar sigue intrínseca en Picatén.

El deporte, su pasión

De manera paralela, Sergio, tras recuperarse de la lesión de rodilla, buscó otra salida deportiva, en un primer momento para volver a ponerse en forma, pero llegando a convertirse en su nueva gran pasión. “Empecé a correr un poquito, por hacer algo de deporte, para recuperarme y coger un poco de forma. Pero empecé a engancharme un poco al tema de correr y comencé a apuntarme a carreras, la Media Maratón de León, los 10 kilómetros y alguna carrera popular”, relata de sus comienzos y continúa, “al principio lo hacía por mi cuenta, pero después ya empecé a tomármelo un poco más en serio y cogí un entrenador y empecé a salir en bici, otro deporte que empezó a gustarme y que me llevó a iniciarme en el triatlón, hace cuatro o cinco años y hasta ahora”.

Pero a pesar de su ajetreada vida, “de lunes a viernes trabajar todas las mañanas y por las tardes, mayoritariamente entrenar”, siempre que puede, Sergio busca desconectar y disfrutar con los suyos, momentos que dedica también para escaparse a Mansilla, “en verano, incluso voy allí a entrenar”, afirma.

Su gran afición por seguir disfrutando de su pueblo le ha llevado, también junto a su hermano, a comprar un piso, para poder pasar más tiempo allí siempre que puedan. 

Así resume Sergio su vida, en sus tres grandes pasiones, su negocio carnicero, el deporte y su pueblo, Mansilla de las Mulas, además del equipo de su corazón, su querido Mansillés.

En un viaje con amigos, otro de sus intereses en la actualidad.
En un viaje con amigos, otro de sus intereses en la actualidad.