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El otro Domingo de Ramos: humilde, sin borriquilla, con ramas de laurel y aplausos

Es el otro Domingo de Ramos, alejado de las grandes congregaciones, humilde, con pocos fieles pero devotos, ramas de laurel y su propia 'catedral'; un ejemplo, en la pedanía de Oteruelo
 

El Domingo de Ramos, en sí, es una vivencia personal. Y a cada fiel le corresponde su propio sentimiento. 

Y no todos los actos religiosos que se conmemoran en esta jornada resultan multitudinarios, ni están acompañados de un protocolo estricto, no hay autoridades, ni desfila el obispo y su séquito. Tampoco hay miles de fotografías, ni tanta algarabía, pero sí la misma tradición.

A escasa distancia del corazón de León, donde miles de leoneses se han dado cita, existe otro Domingo de Ramos.

En la parroquia de Oteruelo, por ejemplo, todo es diferente. En esta pedanía la iglesia se abre para una treintena escasa de feligreses y, eso sí, en una jornada tan especial el párroco acude a la puerta para encontrarse con sus fieles.

Sin borriquilla, pero con laurel

No hay borriquilla, ni agrupaciones musicales. La borriquilla solo está en un cuadro y la agrupación musical es un viejo cd que suena en un igualmente viejo reproductor.

Tampoco hay palmas, ni ramos de olivo, por supuesto, en esta ocasión son de laurel cortado por el propio párroco y algún vecino que se han encargado de dejarlos en la antesala de la iglesia.

"Don Augusto", un cura al que adoran los vecinos de la pedanía, les recuerda que están allí por fe y sentimiento y les invita a agitar los ramos mientras bendice cada uno de ellos.

Don Augusto

Reconoce que, como decía Josemaría Escrivá de Balaguer, todos tendrían que ser como el "borrico que llevaba a Jesús en su camino".

Durante el acto religioso hay cánticos, pero no coros, silencios prolongados, sonrisas, lecturas de los más pequeños y, como no, recuerdos a la Morenica por no poder procesionar.

Aplausos

"Celebramos este Domingo de Ramos como siervos de Jesús y lo hacemos en esta maravillosa catedral que nos acoge, nuestra humilde iglesia", recuerda "don Augusto".

Y a las palabras, una respuesta unánime: aplausos para celebrar que hay otro Domingo de Ramos. Más humilde, pero con todo el sentimiento.