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Mi Semana Santa, Sara Rodríguez

"La unión y el respeto que tenemos entre todos es parte del éxito de la Bienaventuranza"

Sara Rodríguez cumple 20 años de dedicación a la música y a la Semana Santa, una pasión que comenzó en su niñez y que hoy sigue viva en cada nota que toca en la Agrupación Musical Santo Cristo de la Bienaventuranza
Sara Rodríguez tocando en la Iglesia de los Gitanos en Sevilla con la banda Santo Cristo de la Bienaventuranza. Foto: Daniel Tascón.
Sara Rodríguez tocando en la Iglesia de los Gitanos de Sevilla con la banda Santo Cristo de la Bienaventuranza. Foto: Daniel Tascón.

Este año se celebran 20 años desde que Sara Rodríguez comenzó a formar parte del mundo de las bandas musicales. Desde el 2011, toca la trompeta en primera voz con la Agrupación Musical Santo Cristo de la Bienaventuranza. Aunque, su camino en este ámbito comenzó en el 2005 en la Agrupación Musical del Santo Sepulcro Esperanza de la Vida.

"Llevo en mis venas la Semana Santa y sobre todo la música"

Su historia está marcada por una profunda pasión por la música y la Semana Santa, que le vienen de herencia familiar. "Llevo en mis venas la Semana Santa y sobre todo la música", nos cuenta Sara, quien al principio pensó que su paso por la agrupación sería algo temporal, pero 20 años después, sigue tocando con la misma ilusión del primer día.

La leonesa comenzó su andadura en las procesiones a los 5 años, como papona, portando la Unción en Betania en María del Dulce Nombre. "El jarrón ocupaba más que yo y lo recuerdo con muchísimo cariño", rememora.

Fue en su adolescencia cuando empezó a tocar primero la corneta, y más tarde se pasó a la trompeta. Una de sus marchas favoritas es 'Al Dios de la Bienaventuranza', una composición propia de la agrupación, que representa para ella todo lo que significa la Bienaventuranza y la tradición que lleva dentro.

Ser parte de la Agrupación Musical Santo Cristo de la Bienaventuranza es mucho más que tocar un instrumento. "Detrás de una agrupación musical hay muchísimo trabajo y esfuerzo", explica Sara. "Un esfuerzo que no solo proviene del director y la Junta, sino también de cada uno de los músicos". Ensayan tres veces a la semana, pero durante la Cuaresma los ensayos se intensifican, convirtiéndose en diarios y de una hora y media de duración, comenta. 

"Los pilares fundamentales de la agrupación son la unión, el respeto, la humildad y el compañerismo"

El esfuerzo no solo es físico y musical, también lo es en la preparación de las partituras y el cuidado de los instrumentos. "Cuando nos dan una partitura no es solo saber tocarla, es saber interpretarla y escucharla", señala. Para ella, el compañerismo es fundamental en una agrupación. "La unión que tenemos entre todos y el gran respeto, tanto musical como personal, es parte del éxito de la Bienaventuranza. Los pilares fundamentales de la agrupación son la unión, el respeto, la humildad y el compañerismo", resalta.

Para Sara, la Semana Santa es "la historia de su vida". Es su refugio, su lugar de paz y de conexión con todo lo que ama. "Es esa amistad, es familia. Es mi lugar, mi sitio. La Semana Santa es donde yo me encuentro en paz y segura", expresa. Estos 10 días, más allá de las procesiones, "son el espejo del trabajo de todo un año de ensayo y esfuerzo. Nosotros ensayamos todo el año para esta semana", dice. A pesar de los nervios que acompañan a esos días de intensidad, siempre confía en que las cosas saldrán como esperan. "Son muchos nervios, pero normalmente las cosas siempre suelen salir como esperamos", asegura. 

"Mi túnica es muy especial para mí. Me la hizo mi abuela"

Además, esta semana para ella tiene un fuerte componente sentimental. "Mi túnica es muy especial para mí. Me la hizo mi abuela y, desgraciadamente, ya no está con nosotros. Siempre que la visto me recuerda a ella y a los que ya no están".  Cada hilo y cada costura son recuerdos vividos al lado de cada uno de ellos. 

Este año, como todos los anteriores, Sara solo pide que el tiempo acompañe, para poder demostrar el esfuerzo de tantos meses de trabajo. "Esperemos que no llueva", concluye.

La historia de Sara Rodríguez es, sin duda, la historia de una vida dedicada a la música, a la tradición y a la hermandad que se vive en cada acorde, en cada paso y en cada marcha de la Semana Santa.