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La 'lista roja' no tiene fin en León

Cinco nuevos bienes provinciales se incorporan a esta Lista, que recoge aquellos elementos del patrimonio cultural español que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores

La 'lista roja' no tiene fin en la provincia de León. Cinco nuevos bienes provinciales se incorporan a esta Lista, que recoge aquellos elementos del patrimonio cultural español que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores

Esta lista tiene como objetivo dar a conocer esos bienes y lograr su consolidación o restauración.

A lo largo de 2024 ha incorporado 34 nuevos bienes patrimoniales en Castilla y León. En el caso de la provincia leonesa los monumentos leoneses que han entrado son variados y van desde el conjunto de la estación de ferrocarril de Matarrosa del Sil, en Toreno; hasta los pozos de Colinas o de Camposagrado en Benllera (municipio de Carrocera). También se han incorporado la parroquia de San Salvador de San Justo de los Oteros; el puente de Villafer y el molino de Seisón de la Vega, en San Cristóbal de la Polantera. En el balance total, León suma 62 monumentos en la Lista Roja.

1. Molino Seisón de la Vega

Molino Seisón de la Vega, fundado en 1821 por Bonifacio Rodríguez.
Molino Seisón de la Vega, fundado en 1821.

El molino fue fundado en 1821 por Bonifacio Rodríguez. En la década de los años 20 fue vendido por la familia Rodríguez a don Miguel Miguélez, quien finalmente lo quemó porque, según sus biznietas «sus hijos eran unos holgazanes y no querían trabajar y así les castigó sin trabajo ni dinero para que lo valoraran».  Después fue reedificado por lo que la construcción actual data de los años 20, así como las máquinas que conserva.

Al fallecer don Miguelón (así llamado en el pueblo), la propiedad se dividió en tres, dando lugar a la actual disposición de tres viviendas unifamiliares.

El molino, además de desempeñar las tareas propias de molienda (cebada y avena), dio luz a varios pueblos de la zona, y todavía se conservan los vestigios de dicho aprovechamiento, como la torreta de la luz o varios postes.

La propiedad consta de la nave del molino de casi 200 m2, de una vivienda (con 430 m2 con 7 habitaciones, 5 cuartos de baño, dos salones y dos chimeneas -sólo una de ellas en uso,) dos garajes, unas cuadras, un palomar y dos jardines (delantero y trasero) con más 1200 m2. El molino harinero cuenta con tres rodeznos y maquinaria original. Entre la maquinaria, se encuentra una ventolera fabricada por Angel García, famoso mecánico, inventor, ingeniero y joyero de Astorga.

2. Puente de Villafer

Puente Villafer
Puente Villafer

El paso del rio Esla a la altura de la localidad de Villafer, que coincide con el final del curso medio del río en el límite de las provincias de León y Zamora, fue punto de encuentro y cruce de vías pecuarias muy antiguas, como es la Cañada del Prado que debía de salvar el cauce del río para enlazar con la Cañada de los Gallegos a la altura de Villaquejida. 

El puente de Villafer formó parte del proyecto de la carretera de tercer orden que se proyectó a finales del siglo XIX para comunicar Valderas con la carretera Madrid a La Coruña en Roperuelos del Páramo por terrenos de Valderas, Villafer, Villaquejida, Grajal, Cazanuecos y Roperuelos. Dividieron la carretera en cuatro tramos para facilitar la concurrencia de pequeñas empresas en las subastas. Los dos primeros tienen en la actualidad nomenclatura LE-524 y los dos últimos LE-412.

El tramo segundo es un buen ejemplo de construcción carreteril de época que se debería cuidar y mantener por su singularidad ya que posiblemente no existe otra de sus características ni en la Comunidad ni en España. Con una longitud 3,42 kilómetros entre Villafer y el Canal del Esla (Villaquejida), fue el más corto y el más caro del proyecto. El 17 de abril de 1.907 se adjudicó la obra al contratista asturiano D. Antonio Rodríguez Arango por 735.887 pesetas con un compromiso de ejecución de ocho años; llevó a cabo la dirección de la obra el ingeniero D. José María Escriña Iracheta. 

Las obras comenzaron el 12 de febrero de 1908. La tarea implicaba ciertas dificultades debido especialmente a la gran influencia que ejercía en su trayecto el río Esla pues en sus avenidas solía inundar territorios de una gran extensión cuadrados.

En el año 1959 una crecida del río destruyó una pila del puente y arrastró dos tramos adyacentes. La reparación concluyó en 1971.

En 1968 la CHD realizó obras de encauzamiento y defensa de márgenes a la altura del puente.
En julio de 2022, tres ingenieros responsables del Observatorio de Puentes de la Cátedra Juan José Arenas de la Universidad de Cantabria, visitaron la obra y emitieron un informe detectando serios peligros de colapso que enviaron a todas las autoridades autonómicas y estatales con competencias en infraestructuras de movilidad.

3. Parroquia de San Salvador

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Parroquia de San Salvador.

Apenas existe información acerca de la construcción de esta iglesia. Actualmente se halla despojada de su retablo, ubicado en la iglesia de Santo Toribio de Mogrovejo de la capital leonesa y junto con él desaparecieron las tallas de Santa Ana, San Salvador, y otras, así como la puerta de la sacristía (actualmente, vitrina de objetos en un descansillo del museo de la catedral sin procedencia alguna).

Iglesia de nave única, con cabecera cuadrangular, separada por un arco de medio punto, construida en piedra caliza del lugar y tapias de barro. Albergaba un retablo barroco del siglo XVIII con columnas salomónicas dobles y dos lienzos de San Pedro y San Pablo que ha sido sustituido por un retablo fingido pintado en el testero del presbiterio y que representa el Calvario. Cuenta con un artesonado policromado en el presbiterio. En la parroquia se conservan dos tallas, una del crucificado y otra de la Virgen de Rosario.

4. Pozos de Colinas 

Pozos Colinas
Pozos Colinas.

Su cita más antigua se halla en el Libro de la Montería, del rey Alfonso XI hacia el año 1340. En el capítulo dedicado a las cacerías en los montes de León, describe la organización de una montería en el entorno de Camposagrado: «Val Semana, è val de Cadiellas, e val de Ponja es todo un monte, è es bueno de osso en verano, è de puerco en invierno, y son las bozerías, la una por cima de la loma de val de Cabdiellas, è la otra a los poços de Colinas fasta el cillero».

Para la tradición popular, los Pozos los mandó excavar el Capitán Colinas para esconder a cincuenta soldados en cada uno de ellos y atacar por sorpresa a los musulmanes en la batalla de Camposagrado, librada, según la leyenda, entre cristianos y musulmanes en época de don Pelayo, a principios de la Reconquista. La tradición habla de la aparición de Santiago a don Pelayo, indicándole lo que debería hacer para conseguir la victoria. 

A favor del caudillo cristiano actuó también la Virgen, cuya imagen, procedente de Toledo, le acompañaba.

En el logro de la victoria fue fundamental la estratagema del capitán Colinas, y Pelayo agradeció el favor divino construyendo una ermita a la Virgen, donde depositó su imagen. Dice la tradición que el santuario y la imagen son los que hoy existen.

Lógicamente, para cuantos han estudiado la finalidad de los Pozos de Colinas no es válida la leyenda de la batalla. Algunos mantienen la hipótesis de que se trata de bocas para la excavación de una conducción hidráulica subterránea, vinculada con las explotaciones auríferas romanas de la zona (Villarroquel y el Cillerón, esta segunda situada justo en el límite norte de los pozos de Colinas),

Otra hipótesis para explicar el origen de los pozos de Colinas, tal vez la más verosimil, es la expuesta en 1949 por el arqueólogo César Morán, quien entiende que se trata de túmulos o enterramientos de época megalítica más tarde saqueados («Excursiones arqueológicas por tierras de León». Archivos Leoneses, 1949). Es de considerar la fiabilidad de este investigador, especializado en monumentos megalíticos y descubridor de gran número de los catalogados en Zamora y Salamanca. La hipótesis se ve reforzada por algunos hallazgos de herramientas líticas en el interior y el entorno de los pozos.

De ser cierta esta hipótesis, los túmulos de Camposagrado o Pozos de Colinas deben clasificarse entre los denominados “no dolménicos de tipo cuenco”. Es de reseñar que estos pozos parecen seguir el procedimiento constructivo de los túmulos, pues en casi todos ellos se observan grandes cantos en el fondo del pozo y tierra mezclada con grava en la parte alta. También ocurre que, como en Camposagrado, los túmulos suelen agruparse en conjuntos que conforman entre sí verdaderas necrópolis.

La hipótesis anterior se refuerza con la existencia de alineaciones y círculos de grandes cantos rodados, a modo de pequeños menhires y cromlechs, existentes en el lugar adyacente de Pico Labanco, descubiertos por A. Justel y arrasados por ICONA en 1970.

5. Conjunto de la Estación de Matarrosa del Sil

Estación de Matarrosa del Sil.
Estación de Matarrosa del Sil.

El conjunto de la estación del Matarrosa está formado por el edificio de viajeros y oficinas, la cuba de agua que alimentaba la aguada, la casa de la brigada de vía y obras y el cargadero de carbón del cable aéreo de Minas Moro. Estas instalaciones se distribuyen a lo largo de 100 metros en paralelo a la carretera de Ponferrada-Villablino, en la margen izquierda del río Sil, todavía ocupada por huertas y el molino-fábrica de luz.

El edificio de viajeros de Matarrosa constituye una sencilla construcción de dos plantas sobre la que destaca el letrero art decó. El edificio se sitúa al norte de la vía del ferrocarril, excavado a media ladera, y alojaba el servicio de viajeros, oficinas y aseos, ofreciendo acceso diferenciado a cada uno de ellos a distintos niveles y fachadas. 

Un aterrazamiento ajardinado dispuesto a media ladera y conectado por escaleras, daba acceso a las oficinas situadas en la segunda planta, abiertas hacia la carretera, en la fachada este. En la fachada contraria, en el nivel inferior, accesible desde las vías se localizaban los servicios de viajeros. 

En la fachada lateral sur se accedía a los aseos de acuerdo con el esquema tradicional de las estaciones primitivas de la línea. El edificio fue construido con mampostería de pizarra revocada y cuenta con cubierta de estructura de madera teñida rematada con lajas de pizarra. Este edificio se encuentra en un avanzado estado de deterioro, vandalizado tras años de abandono.

Al norte del edificio se encuentra la cuba, un depósito de agua para el abastecimiento de locomotoras construido sobre un zócalo de mampostería y hormigón armado.

Al sur de la vía, frente a la cuba, también en avanzado estado de deterioro, rodeado de maleza se encuentra la casa de la brigada de vía y obras. Se trata de un pequeño edificio de una única planta, construido en mampostería revocada, cubierta de madera a dos aguas rematado con lajas de pizarra, caracterizado por el letrero art decó con el número de brigada.

Las obras de ampliación de la carretera inmediata ejecutadas en la década de 1990, además de arrasar con el antiguo almacén del muelle de mercancías situado al sur, han dejado semi-enterrada esta construcción.

Al norte de la estación se localiza el antiguo cargue de Minas Moro del que se conservan varios pórticos de hormigón armado que sostuvieron la estación del cable aéreo que alimentaba las tolvas de descarga sobre la vía, construidas de mampostería. Siguiendo la línea hacia el norte se localizan varios cargaderos mineros de distinta entidad.