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Reportaje

'La madreña moderna': la maravillosa historia de Sara

Sara M. Vargas convierte el pueblo leonés de Calaveras de Arriba, con 25 habitantes, en el corazón de su proyecto empresarial: desde allí ha lanzado su exitosa 'La madreña moderna', talento y moda desde León para todo el mundo

'La madreña moderna' es Sara M. Vargas. Pero daría igual al revés: Sara  es el corazón de 'La madreña moderna'.

En realidad, esas tres palabras forman por sí solas una maravillosa historia de empeño, sacrificio, anhelos y deseos.

Sara es soñadora, tanto que ha hecho posible lo imposible.

Cuando tenía 25 años decidió comprarse un cobertizo en el pueblo al que, de niña, acudía a veranear: Calaveras de Arriba, a 75 kilómetros de la capital y a un paso de su hermano gemelo, Calaveras de Abajo.

Ella, palentina con sentimiento leonés, muy leonés, siempre había soñado con conseguir que sus sueños crecieran en este pequeño pueblecito de apenas 25 habitantes donde los veranos la envolvían en felicidad.

"Era mi sitio"

"Siempre sentí que era mi sitio. A este pueblo venía con mis padres y me sentía tan feliz... que siempre pensaba que ojalá pudiera instalarme allí algún día", recuerda.

Así que un buen día se gastó todo lo que tenía (y lo que no tenía) en comprar un cobertizo lleno de estiércol con la mirada puesta en desembarcar todos sus sueños en el interior.

Sara, con su grupo de amigos, siempre presente, en una imagen promocional de su marca.
Sara, con su grupo de amigos, siempre presente, en una imagen promocional de su marca.

"Tenía la idea de montar mi propio estudio. Soy restauradora de obras de arte, pero pinto, hago esculturas, tatúo… bueno... de todo", añade.

Y aquel cobertizo comenzó a tomar forma poco a poco. "Mi familia me prestó dinero y la luz, me ayudó todo el mundo y al final poco a poco hicimos que el estudio comenzara a tomar forma", recuerda.

'La madreña moderna'

Hace un año decidió dar un paso al frente. A todas las pasiones ya apuntadas (tatuadora, restauradora, muralista, artista plástica y escultora) decidió sumar un extra: "Ser diseñadora de mi propia marca de ropa".

Y en ese punto nació 'La Madreña Moderna'. "La historia de la marca es curiosa. Un día vinieron unos chicos de Taranilla. Querían tatuarse una madreña pero me pidieron que fuera algo especial, una madreña moderna, no la tradicional. Les hice varios bocetos pero finalmente, cuando tenían que decidirse optaron por hacerse una madreña tradicional", recuerda.

La historia

Aquel boceto quedó en el cajón hasta que un día "lo recuperé pensando que era muy chulo, que no podía dejarlo en el olvido". Y, hecho, nacía 'La madreña moderna'. 

Un año después esa 'madreña' recorre medio planeta en sudaderas, camisetas y en diferentes prendas, es la seña de identidad de Sara, pero también de su pueblo, y del mundo rural. Y paso a paso se va ganando el éxito.

"Con estos proyectos intento poner mi granito de arena para reivindicar nuestro paraíso natural, muchas veces menospreciado, y pongo en valor aquello que se está perdiendo pero que es muy nuestro como la madreña, el botijo y el pueblo, siempre el pueblo", añade.

La historia es tan grande, tan de cuento, que el final no puede ser otro: 'merece la pena estar como una madreña (moderna)'.