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Matracas y carracas rompen el silencio en las Tinieblas de Mansilla de las Mulas

La villa ha sido testigo de la decimocuarta edición de su tradicional Rito de Tinieblas entre lluvia y frío, pero el repique de las matracas y carracas consolida, un año más, uno de los actos más emocionantes de la Semana Santa de Mansilla

La Semana Santa de Mansilla de las Mulas comenzó el pasado Viernes de Dolores con la cancelación de la primera de las procesiones de su programa. Las fuertes lluvias de la tarde del viernes, obligaron a los hermanos de la Cofradía de la Santísima Trinidad y Santo Tirso a 'bailar' su Dolorosa dentro de la Iglesia de Santa María, al ritmo de la Agrupación Musical de Jesús Divino Obrero.

Tras la decepción de la primera celebración religiosa, el Sábado de Pasión llegaba al municipio con la esperanza de poder disfrutar, si el cielo lo permitía, del clásico Rito de Tinieblas, un acto que aúna la tradición religiosa de Mansilla y la cultura de la villa, acompañado de música y del resonar de las matracas y carracas.

Al acto central, celebrado en el Museo de los Pueblos Leoneses de la Diputación de León, ubicado en el municipio, acudieron, como es habitual, representantes de las cinco cofradías de la villa, además de los miembros del Ayuntamiento de Mansilla de Mulas.

XIV Rito de Tinieblas

La programación de este XIV Rito de Tinieblas empezaba a las 17:00 horas, en el propio Museo de los Pueblos Leoneses, con un taller didáctico de carácter familiar, bajo el nombre 'Nuestra Semana Santa'.

Pero el rito en sí daba comienzo un par de horas más tarde, con su primera parte, también celebrada en el museo, con el saludo del ya icónico cronista de la villa, Félix Llorente, al que le seguían las primeras letras de las canciones entonadas por el Coro de Santa María de Mansilla.

El momento álgido del evento llegaba con el matraqueo grave y austero que producen las carracas y matracas al girar y que se convierte en la banda sonora que acompaña a todos los participantes desde el museo hasta la Iglesia de Santa María, como si de una procesión se tratase.

El rito finalizaba con la misa en la iglesia parroquial. Declaración, miserere y música sacra dan paso a la oscuridad total. Y en las tinieblas, de nuevo, el repique de matracas y carracas rompe el silencio. Ahora sí que se puede dar por empezada la Semana Santa mansillesa.