"Es una vivencia espiritual que llevo dentro y que define gran parte de mi identidad y fe"

Para Pablo Álvarez la Semana Santa no es una tradición familiar, pero tras superar su miedo infantil a los papones, ese sentimiento se convirtió en admiración y, posteriormente, deseo de pertenencia. Esta pasión le ha llevado a formar parte, en la actualidad, de tres grandes cofradías leonesas: la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad y la Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y Santa Vera Cruz.
Del miedo a la admiración
Pablo recuerda que, desde pequeño, la Semana Santa de León ha sido una parte importante de su vida, aunque en un primer momento, tal como asegura, “los papones me daban miedo, sus túnicas y el gran ruido de los tambores me imponían respeto, y las procesiones me parecían un mundo desconocido”.
Pero pronto “ese miedo se convirtió en admiración y poco a poco, fui sintiendo una gran devoción por nuestra Semana Santa”, declara. A pesar de que su familia no fuese gran devota de esta tradición, Pablo anhelaba formar parte de la misma de una manera más activa y no simplemente ver los pasos desfilar por las calles de la ciudad.
“Tras mucha insistencia a mis padres, a los 13 años, pude dar el primer paso uniéndome a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno”, relata como sus inicios como papón. Pero su pasión no había hecho más que ponerse en marcha.
Incorporación a otras dos grandes cofradías
Tras unos primeros años empapándose de la ilusión y fervor de esta emblemática congregación, el recorrido de Pablo como cofrade seguía avanzando y a sus 16 años, sus inquietudes personales le llevaron a incorporarse en la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad y solo un año después, “tuve el honor de ingresar en la Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz, junto a mi querido amigo Miguel”, detalla.

Bracero de Nuestra Señora de la Vera Cruz y del Santo Sepulcro
“Mi vinculación con la Semana Santa se ha enriquecido aún más a lo largo del tiempo” y es que, en la actualidad, Pablo afirma que tiene el privilegio de ser bracero en dos pasos, una de las principales metas de cualquier cofrade. Por un lado, en la Procesión Virgen de la Amargura de Miércoles Santo, Pablo puja con Minerva el paso de Nuestra Señora de la Veracruz, todos los años impares; mientras que durante el Santo Entierro de Viernes Santo de los años pares, el paso que porta es el del Santo Sepulcro con Angustias. “Resulta muy emotivo para mí, ya que participar activamente en la Semana Santa me conecta de manera profunda con el espíritu y la solemnidad de esta festividad”, especifica Pablo, que no puede ocultar su preferencia por el paso del Camino del Sepulcro que, asegura, “ocupa un lugar especial en mi corazón” y continúa “llevar a Jesús en el Viernes Santo es, para mí, un honor inmenso que va más allá de un simple compromiso; es una vivencia espiritual que llevo dentro y que define gran parte de mi identidad y fe”.
“Una reafirmación de mi devoción y mi compromiso”
Pablo finaliza relatando el significado que para él tiene la Semana Santa, relacionando sus sentimientos al portar esta figura, “cada paso recorrido durante la procesión bajo Él se siente como una reafirmación de mi devoción y de mi compromiso con esta tradición”.
La Semana Santa de León es, sin duda, una de las fechas más esperadas por Pablo a lo largo de todo el año, en la que vive con pasión sus creencias y disfruta de poder participar, de una manera directa, en una de las tradiciones religiosas más leonesas.