Y en Semana Santa, torrija
En cada rincón de la provincia de León, cuando llega la Semana Santa, un aroma inconfundible invade las cocinas: el de las torrijas. Este dulce centenario, convertido en emblema gastronómico de estas fechas, no solo conquista por su sabor, sino también por su profundo vínculo con la tradición y la cultura popular.
Originarias de la Edad Media, las torrijas nacieron como una receta de aprovechamiento, ideada para reutilizar el pan duro del día anterior. A lo largo del tiempo, su sencillez y su intensidad de sabor las elevaron al estatus de postre imprescindible en los hogares españoles durante la celebración religiosa más solemne del calendario.
La receta clásica
La receta clásica combina ingredientes humildes pero llenos de carácter: pan del día anterior —ya sea de barra o tipo brioche—, leche infusionada con canela y cáscara de limón, huevo y azúcar. El proceso de elaboración, que varía ligeramente según la región, comienza con el remojo del pan en la leche aromatizada, seguido de un baño en huevo batido y una fritura dorada en aceite caliente. El toque final puede consistir en un rebozado de azúcar y canela o un baño de miel o chocolate, según el gusto y la tradición familiar.
El símbolo
Pero más allá de su elaboración, la torrija representa un símbolo de recogimiento y sencillez, en consonancia con el espíritu de la Semana Santa. Su textura suave y su dulzura reconfortante evocan recuerdos de infancia, reuniones familiares y la transmisión de recetas de generación en generación.
Así, cada año, las torrijas vuelven a ocupar un lugar destacado en las mesas, recordando que la cocina también es memoria, y que los sabores más auténticos son aquellos que, como este postre, han sabido resistir al paso del tiempo.
Receta tradicional para hacer torrijas en casa
Torrija de pan brioche
Torrija de pan brioche
Ingredientes:
2 barras de pan del día anterior
1 litro de leche
6 cucharadas de azúcar
1 rama de canela
Cáscara de limón
3 huevos
Aceite para freír
Preparación:
Infusiona la leche con el azúcar, la canela y el limón durante unos minutos. Deja enfriar y empapa las rebanadas de pan en esta mezcla. Luego pásalas por huevo batido y fríelas en aceite caliente hasta que estén doradas. Reboza las torrijas en azúcar mezclado con canela antes de servirlas.
Los secretos de la torrija
El remojado, lo más difícil
La torrija es una receta tradicional de aprovechamiento del pan duro. Su elaboración es sencilla: la rebanada de pan se deja remojar en leche previamente infusionada con cascaras de cítricos y una rama de canela, una vez empapada, se pasa por huevo batido y se fríe en aceite caliente. Una vez escurridas, se añade una mezcla de azúcar y canela (o un almíbar dulce, miel, leche… hay muchas variantes).
La dificultad en la elaboración de las torrijas radica en el paso del remojado: el uso de este tipo de panes especiales de torrija ayudan a que la torrija no se rompa y mantenga la forma… pero no siempre es así.
Cremosidad interior
El pan para una buena torrija debe tener una miga consistente pero aireada (con alveolo pequeño), la corteza no debe ser muy gruesa para que empape bien. Debe absorber bien la leche sin romperse fácilmente, y que permita hacer el rebozado con huevo sin desmoronarse. Esta fase es importante, ya que el aceite caliente hace que se forme una costra rápidamente e impida la salida de la leche, y así se mantiene la jugosidad. En la degustación la torrija debe ser consistente, pero cremosa por dentro.