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Mi Semana Santa, Jose Antonio Martín de Peralta

"Voy camino de los 18 años tocando y cada día siento el mismo orgullo"

Comienza la cuenta atrás y los nervios empiezan a agolpar en los corazones de los más fieles, como es el caso de Jose Antonio Martín de Peralta, miembro de la Banda de Cornetas y Tambores del Dulce Nombre de Jesús Nazareno y una vida entera entregada a la Semana Santa leonesa
Jose de Peralta nos comparte dos imágenes de su Semana Santa en León.
Jose Martín de Peralta (i) nos comparte dos imágenes de su Semana Santa en León.

Para Jose Antonio Martín de Peralta Rodríguez, la Semana Santa no es solo una celebración religiosa, sino una parte fundamental de su vida. A sus 32 años, sigue sintiendo la misma emoción que cuando era niño y vio por primera vez la procesión de 'Los Pasos'. "Recuerdo estar viéndola en el Arco de la Cárcel y algo me llamó la atención. No sabría decir si fue el olor a incienso, el sonido de las marchas o el rasear de los braceros, pero algo dentro de mí me empujó a pertenecer al Nazareno".

El primer contacto

Su primer contacto con la Semana Santa llegó a través de la sección de monaguillos de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, gracias a un amigo de sus padres. Desde entonces, acompañó a distintos pasos como 'El Prendimiento', 'Ecce Homo' y 'Nuestro Padre Jesús Nazareno'. "Recuerdo portar un farol, una naveta llena de incienso que siempre se terminaba demasiado rápido o el incensario que impregnaba de aroma dulce las calles de León".

Con el tiempo, cambió la vestimenta de monaguillo por la túnica negra de papón de filas, buscando la oportunidad de dar una "tiradina" a algún paso. Su corazón encontró su sitio en 'El Expolio', un paso que le generó una devoción especial desde el primer momento en que lo vio en la calle. "Algo tocó en mi corazón y desde entonces es parte de mí". Actualmente, es bracero suplente de este paso, lo que le permite seguir sintiendo de cerca esa devoción que le acompaña desde hace años.

En 2007, tras escuchar a numerosas bandas en la Semana Santa leonesa, se sintió especialmente atraído por la Banda de Cornetas y Tambores del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, en la que hoy en día toca la corneta junto a sus hermanos. "Voy camino de los 18 años tocando y cada día siento el mismo orgullo".

Un significado muy especial

Para él, la Semana Santa es mucho más que esos diez días de procesiones: "Es un año entero de ensayos, conciertos y preparación". Explicar lo que significa esta celebración es complicado si no se ha vivido. "Son alegrías cuando todo el trabajo de un año entero se ve reflejado en procesiones y conciertos, aromas de un incensario que no da más de sí ahumando cada calle de nuestro histórico León, sabores cuando ya pasado el Miércoles de Ceniza una copita de limonada y alguna que otra torrija sirve para dar comienzo a la Cuaresma y sonidos que estremecen el alma al escuchar el redoble de un tambor o ese solo de corneta que encoge el corazón. La Semana Santa es y será por siempre esa semana que no cambio por ninguna del año sin duda", confiesa. 

La banda: una gran familia

La banda para Jose es mucho más que música; es familia. "Es una vía de escape a la rutina diaria, un lugar donde nos apoyamos los unos a los otros. No cambiaría esos ensayos por nada del mundo". Guarda un cariño especial a dos personas que lideran la banda y que le han demostrado un apoyo incondicional en los momentos más difíciles, pero no se olvida de sus compañeros. "Sin cada uno de los 50 locos que remamos juntos, nada tendría sentido".

Cada año, la agenda de la banda está repleta de procesiones. Desde el Sábado de Pasión con la procesión de Las Tres Caídas en San Andrés del Rabanedo hasta el Domingo de Resurrección con El Encuentro, pasando por momentos tan esperados como la Procesión de Los Pasos el Viernes Santo. "Esperemos que el clima nos acompañe este año para poder dar nuestra 'tirada musical' en cada procesión".

Con pasión y entrega, José Martín de Peralta Rodríguez sigue viviendo su Semana Santa con la misma ilusión de aquel niño de seis años que se quedó prendado del Nazareno. Y, como cada año, solo queda despedirse con una frase que resuena con fuerza en su corazón: "¡Que sea enhorabuena! Y ¡Que suenen las cornetas de Jesús!".