'La (leonesa) casa de los labradores'

'La casa de los labradores' es un universo, y se resume en los ojos de su actual responsable, Laura Fernández. Tiene tanta pasión por el comercio tradicional, habla con tanta ternura de la historia de una casa centenaria y muestra una ilusión tan absolutamente incuestionable que es imposible no creer que la dulzura de la vida se esconde en las pequeñas cosas que ella vende.
Cuando Laura tomó el timón del negocio lo hizo arropada por su padre, Avelino, un soberbio capitán para regentar un comercio en el que toda la tecnología se ciñe al metal bien tratado, el olivo manufacturado, el hilo y el cordel (y mucho más).
Un museo centenario
Ese negocio, esa 'Casa de los labradores', es un museo centenario que el tiempo ha ido salpicando con pequeñas modernidades. "Mi padre, con el que es un placer trabajar, ha hecho un par de ampliaciones y reformas. Hay que darse cuenta que inicialmente este comercio era tienda y vivienda", sentencia.

Allí vivía o malvivía la "señora Aurelia", que posteriormente traspasó el negocio a Pilar Rubio, para llegar más tarde a los abuelos, Carmina y Avelino.
De generación en generación
De generación en generación, con la madreña y la alpargata, hasta llegar a las dos últimas generaciones, las que hoy conviven entre los pasillos de este monumento a la tradición. En pleno casco histórico de la ciudad, en el número 2 de la Calle Santa Cruz, 'La casa de los labradores' es un mundo por descubrir.
Hay madreñas, por supuesto, pero también cencerros, romanas, cachas, cestas, cestillos y capazos que caminan entre botas y alpargatas. "Tendremos dos mil referencias, quizá más, no lo sabemos, pero se puede encontrar de todo", asegura Laura, quien podría hacer visitas guiadas por el establecimiento cada media hora.
"Zapatillas para estar en casa"
Mientras una clienta entra para comprar unas "zapatillas para estar en casa" y un hombre se interesa por gorras y sombreros, Avelino cuenta que las navajas, que podrían parecer un producto de poca demanda, en realidad tiene un gran público "vinculado al coleccionismo". "Viene gente de otras provincias en busca de navajas exclusivas y aquí lo normal es que las encuentren", dice.
La clave, trabajar con el artesano
En otros comercios se afanan en poner neones y pantallas táctiles, pero aquí el lápiz y el papel mandan. Hasta en eso no han cambiado. "Nuestro secreto, si se puede decir así, es que hacemos lo mismo que hemos hecho siempre. Trabajamos directamente con el artesano y cuando la gente viene se encuentra producto exclusivo y original. Y el que viene, repite", añade Laura.
'La casa de los labradores' es un clásico, tan clásico, que debería figurar en las guías turísticas de la ciudad (con posdata: preguntar por Laura al llegar).