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Reportaje

La historia del leonés José Rodríguez Losada: la vaca y el reloj (de la Puerta del Sol)

El leonés José Rodríguez Losada huyó de su pueblo, Iruela, escapando de una prometida paliza de su padre y terminó construyendo y donando el reloj de la Puerta del Sol
José Rodríguez Losada, relojero de Losada, en una imagen de 1862.
José Rodríguez Losada, relojero de Losada, en una imagen de 1862.

José Rodríguez Losada, 'relojero Losada', fue el responsable de que hoy toda España se coma las uvas brindando reloj más famoso del país.

Este leonés, que nació en 1797 en la pequeña localidad de Iruela, ubicada a 135 kilómetros de la ciudad y ahora con apenas una veintena de habitantes, tuvo que abandonar su hogar cuando terminó la Guerra de la Independencia.

En aquel momento su familia tenía vacas y un día, mientras él las cuidaba, perdió una. Su padre, enrabietado por aquella pérdida le 'castigó' de una forma cruel:

- «O encuentras la vaca o te mato a palos».

El temor a ser apaleado

El pequeño José Rodríguez Losada logró encontrar al animal, pero  entonces ya había sido devorado de los lobos. Así que, por miedo a la paliza del padre, decidió abandonar el hogar familiar.

El relato pertenece al escritor Emilio Lara, autor de 'El relojero de la Puerta del Sol', y uno de los hombres que con más detalle a recuperado la vida del hoy mítico relojero leonés.

«Después se fue buscando la vida y terminó enrolado como militar del ejército liberal donde se hace un gran liberal y anti absolutista por lo que acabó perseguido por la policía de Fernando VII. Huyendo de esa persecución acabó exiliado en Londres», recuerda el autor del libro.

Londres, allí se formó (Relojero) Losada

Allí un Comité de Ayuda a los Emigrantes le colocó como mozo de limpieza en una relojería… y fue entonces cuando descubrió un mundo ignorado y diferente que le atrajo con gran fuerza. Pronto el dueño se dio cuenta de su gran habilidad e ingenio y no dudó en ascenderle a oficial relojero.

Cuando su jefe falleció en 1838 Losada se convirtió en el alma del negocio ubicado en el número 105 de Regent Street, la mejor calle comercial, y se expandió de tal forma que llegó a ser el primer relojero del mundo.

Curiosamente se conocen tantos datos sobre esta parte de su vida nada menos que por José Zorrilla a quien Losada, enterado de la difícil situación económica en que se encontraba en Londres, ayudó a salir adelante y se hicieron grandes amigos siendo testigo directo del gran éxito del relojero español.

La muerte de Rodríguez Losada

Rodríguez Losada falleció en Londres el 6 de marzo de 1870, con 73 años tras haber fabricado 6.275 relojes, la mayoría de bolsillo, pero también de sobremesa, de torres, cronómetros de marina y un largo etcétera. Dejó al morir una notable herencia a sus herederos que al no tener hijos pasó a sus hermanas, a su médico a sus sirvientes y a su sobrino Norberto, que quedó al frente del taller hasta 189 cuando ya la escuela de relojería suiza había superado a la británica.

Fue en 1863 cuando José Rodríguez Losada decidió reunirse con las autoridades municipales de la época y donó gratuitamente la maquinaria de un nuevo reloj.

Tres años tardó en construir el nuevo reloj y finalmente el 19 de noviembre de 1866 fue inaugurado por Isabel II como conmemoración de su primera proclamación como reina.


Obras para la instalación del reloj de la Puerta del Sol.
Obras para la instalación del reloj de la Puerta del Sol.

¿Qué hace especial a este reloj?

Para la época fue un reloj único con características de precisión fuera de lo común para la época. Así el tipo de escape que posee su maquinaria mejora todo lo conocido. Si el batido del péndulo de un reloj de sus características es de un segundo, en el reloj de Losada es de dos.

El escape es de tipo Shelton y consiste en una áncora que está acoplada a una rueda de escape especial en forma de jaula de 30 dientes que impide el retroceso de la rueda. Este tope evita el retroceso y con ello la maquinaria posee una gran precisión. 

Si hubiese tal retroceso el tiempo que dura se pierde en la cuenta que hace la maquinaria. Es por esta razón por la que el reloj de la Puerta del Sol, gracias al avance continuo debido a este escape, sólo se retrasa cuatro segundos al mes.

La autonomía de funcionamiento de la maquinaria es de una semana. Está diseñado de tal forma que cualquiera de sus piezas se puede desarmar sin tener que desmontar el reloj.