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Mi Semana Santa, Alejandro Villar

"Empecé con siete años en la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz, acompañando al paso que pujaba mi padre"

Alejandro Villar Martínez, un joven de 26 años, vive la Semana Santa de León con una devoción que ha heredado de su familia y que lo ha llevado a formar parte activa de varias cofradías desde su infancia
Alejandro Villar nos comparte una imagen de su Semana Santa.
Alejandro Villar nos comparte una imagen de su Semana Santa.

Para muchos leoneses la Semana Santa es mucho más que una celebración religiosa, es un sentimiento, una tradición arraigada que se vive con intensidad y devoción. Alejandro Villar Martínez, un joven de 26 años, lo expresa con una frase que resume el sentir de los papones: "La vida son 10 días". Y es que, para quienes forman parte de las cofradías, esos días lo significan todo.

Alejandro lleva participando en la Semana Santa desde niño. Su pasión por esta tradición le ha llevado a formar parte de varias cofradías: la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz, la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad y la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. En ellas ha desempeñado distintos roles hasta convertirse en bracero de varios pasos. "A mí lo de pujar me puede, y si me quitan de ello, me quitan mucho", confiesa.

Su papel como bracero

El papel del bracero es fundamental en las procesiones leonesas, y Alejandro carga con orgullo imágenes tan emblemáticas como la 'Virgen de la Soledad' de Angustias, la 'Virgen de la Piedad', y el 'Cristo de la Humillación' de Minerva, y el 'Cristo de la Agonía' del Nazareno. Su compromiso y entrega son el reflejo del fervor que impregna las calles de León durante estos días.

Este año, su cofradía, Minerva, tiene la responsabilidad de la procesión del Santo Entierro, una ocasión especial en la que espera "poder exhibir nuestros mejores pasos y nuestros mejores andares con las bandas, que son increíbles".

El mayor temor

Uno de los mayores temores de los papones es la lluvia, que puede arruinar meses de preparación y esfuerzo. "Este es siempre el gran miedo de los cofrades. Espero que el tiempo acompañe para que todo salga como está previsto", expresa.

Su vínculo con la Semana Santa comenzó siguiendo los pasos de su padre. "Que mi memoria recuerde, empecé con 7 años en la Real Cofradía de Minerva y Veracruz, acompañando al paso que pujaba mi padre", comenta. Con el tiempo, su participación creció y se amplió a otras cofradías, primero como portador de faroles y banderas, y finalmente como bracero desde los 16 años, una labor que sigue desempeñando con orgullo.

La Semana Santa más tradicional

Para Alejandro, la Semana Santa de León es una conjunción de fe y tradición. Explica que, además del sentimiento religioso, hay un fuerte componente heredado de generación en generación. "Muchos participamos por tradición, porque la Semana Santa de León es una de las mejores de España y también la más tradicional", asegura. Su conexión con esta celebración no solo es espiritual, sino también familiar y social. "Siempre he vivido las procesiones con mi padre, mi familia, muchos de mis amigos, e incluso salía con mis compañeros de clase y, como yo, muchos papones de León". 

Las palabras de Alejandro Villar reflejan la esencia de la Semana Santa leonesa: una festividad en la que la emoción, la devoción y el orgullo de mantener viva una tradición centenaria se entrelazan para dar lugar a uno de los eventos más importantes del calendario leonés.