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Tragedia en la minería

Cinco mineros, cinco muertes, cinco historias

Jorge, Rubén, Amadeo, Iván y David, de 32 a 54 años, ejemplifican el sacrificado mundo de la minería | Ejemplo de orgullo y tradición llegando a pagar con su vida el enorme esfuerzo de quienes han vivido en el sector | "La mina te da mucho, pero te lo quita todo", asegura el alcalde de la capital de Laciana, Mario Rivas
 

"Rabia, es lo que sentimos", asegura un vecino de Villablino. "La mina te da mucho, pero te lo quita todo", asegura el alcalde de la capital de Laciana, Mario Rivas.

Y así, un reguero de lamentos. En Sosas de Laciana lloran a Jorge Carro, demasiado joven para morir en las entrañas de la tierra. "Era tremendo, bueno, increíble, la mejor persona", aseguran

Jorge Carro deja un hijo pequeño y deja una familia destrozada. Tenía 32 años y un pequeño. "No quería la mina, pero lo hacía por su bebé. Él era ganadero y lo hizo para tener un complemento. Su padre no quería que fuera a la mina, pero él decía que sí por su pequeño Marco. Lo tomó como un complemento necesario pese a que lo que de verdad le gustaba era su ganadería y sus vacas", ha asegurado su pareja, Jenny, a El Mundo.

Rubén Souto vivía con su familia en Villaseca, pero sus raíces estaban en Caboalles. Trabajó en Tormaleo (Ibias) antes de llegar a Cerredo. Estuvo en La Escondida y Cerredo, siempre bajo tierra. "Le quedaba poco para jubilarse y estaba a punto de ser abuelo de nuevo; ya tenía planes para cuando llegase la jubilación, quería comprarse una caravana y viajar por Europa", comenta un vecino.

Amadeo Bernabé Castelao, de Villaseca, siempre estuvo en laminería. En Cerredo trabajó en la mina de cielo abierto pero le convencieron para ir a interior porque se ganaba más dinero y era una mina segura. "Y ahora mira esto", asegura un compañero.

Iván Radio, de 53 años, podría estar prejubilado, pero amaba la mina, el compañerismo, y ese trabajo tan duro. En su mente, sin embargo, estaba dejarlo pronto.

David Álvarez, de 33 años y natural de Torre del Bierzo, tenía toda "una vida por delante". Su familia, de Bembibre, aún no se lo cree. "Una maldición su pérdida", se asegura.